sexta-feira, 29 de julho de 2016

Vaticano autoriza ordenações da FSSPX


Mesmo ainda não estando resolvida a situação canônica da Fraternidade Sacerdotal São Pio X, a Congregação para doutrina da fé deu autorização para que ela realize ordenações sacerdotais sem precisar pedir permissão aos bispos locais de cada lugar. Para muitos esta seria uma amostra clara de que a Santa Sé já está próxima de dar o pleno reconhecimento e que constitua a Fraternidade em Prelazia Pessoal no estilo da Opus Dei. As questões que ainda impediam o reconhecimento são temas pastorais do Concilio Vaticano II, mas segundo fontes o Santo Padre Francisco teria exigido apenas a profissão do Credo-Niceno-Constantinopolitano. A Congregação para Doutrina da Fé teria dado este indulto e exigido apenas que os nomes dos ordenados sejam entregues a Santa Sé. 

Abaixo a integra da matéria do Blog Adelante la fé.

El pasado 2 de julio, Mons. de Galarreta, obispo auxiliar de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, fundada por Mons. Lefebvre, ordenó a un sacerdote en la parisina iglesia de Saint Nicolas du Chardonnet. Durante su homilía dio una importante información que ha pasado muy desapercibida para los medio,s pues afirmó textualmente que las ordenaciones sacerdotales que han realizado este año cuentan con el visto bueno de la Congregación para la Doctrina de la Fe, por lo que no incurrirán en sanción canónica alguna por las mismas. He aquí el extracto
Tengo conmigo la carta que me ha entregado Su Excelencia monseñor Fellay, en la que la Congregación para la Doctrina de la Fe nos dice, ha dicho al Monseñor, que podemos proceder a las ordenaciones sin pedir el permiso de los ordinarios del lugar; que basta con darles los nombres de los ordenados, cosa que haremos por supuesto como corresponde. Es decir, que no somos ni cismáticos ni ilegales.
Ofrecemos a continuación nuestra traducción del Sermón.
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Sermón de Mons. de Galarreta del 2 de julio de 2016 a San Nicolás de Chardonnet – Ordinación del Abad Sabur
Sermón de Mons. de Galarreta del 2 de julio de 2016 a San Nicolás de Chardonnet – Ordinación del Abad Sabur
Asistimos ante una terrible misión de demolición de la moral católica, de la fe católica, del culto católico de la verdadera religión.
 En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amen.
Muy queridos hermanos,
Querido abad Sabur,
Muy queridos fieles,
Ministro, embajador, apóstol, servidor de Nuestro Señor Jesucristo, dispensador de los misterios de Dios
El Apóstol San Pablo nos resume su idea del sacerdocio diciéndonos que los hombres deben ver en nosotros ministros de Cristo y dispensadores de los misterios de Dios. Ministros, embajadores, apóstoles, servidores de Nuestro Señor Jesucristo, dispensadores de los misterios de Dios. Que esto sea la verdadera Fe, la doctrina, los sacramentos, la gracia de Dios, todas las riquezas contenidas en la Iglesia y en el Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, el santo Sacrificio de la misa, mysterium fidei.
Y San Pablo añade : «Lo que se requiere, lo que se exige del ministro es que sea fiel». Que sea fiel a Aquel a cuyo servicio está, de quien él es ministro. Que sea fiel en transmitir aquello que ha recibido, lo tesoros de Dios que ha recibido: la verdad y la gracia de Nuestro Señor Jesucristo, y los conceda gratuitamente, con generosidad. Y en el pontifical romano, la Iglesia nos dice cuáles son las potestades del sacerdote. El sacerdote debe ofrecer, ofrendar el santo Sacrificio, bendecir, precisar, predicar y bautizar; éstas son las facultades sacerdotales.
Para empezar : ofrecer el santo Sacrificio de la misa, reanudar el sacrificio de la Cruz. Pues el centro del culto está ahí, es el acto esencial por el cual los hombres y la Iglesia, con Nuestro Señor Jesucristo a la cabeza, cumplimos nuestro deberes religiosos para con Dios de una manera perfecta y consumada. Es el acto perfecto de religión de los hombres hacia Dios. Al mismo tiempo, el sacerdote debe ofrecer este sacrificio que es la fuente de todos los bienes y de todas las gracias.
El santo Sacrificio de la misa es como el foco de la redención que está siempre presente con nosotros, para nosotros. Es la redención siempre fecunda en gracias de todo tipo: gracias de conversión, gracias de purificación, de perseverancia, de santificación, de salud. La fuente y el santo Sacrificio de la misa. Es ahí, dice la Iglesia, donde se hace reparación por todos nuestros pecados; pecados que todos cometemos cada día, y donde somos purificados y renovados. En cada misa.
Y la Iglesia va mucho más lejos y nos dice que cada vez que se celebra el misterio de la Víctima que está sobre el altar se cumple la obra de la Redención, se realiza la obra de la Redención, cada vez que se celebra el misterio de la santa misa. Entonces comprendemos que, esencialmente, el sacerdote está hecho para el santo Sacrificio de la misa.
« Aquel que se aparta, que se aleja y que no permanece en la doctrina de Cristo no posee a Dios »
Pero al sacerdote le corresponde predicar. Es decir, enseñar y enseñar la verdad. Y además la verdad revelada, aquello que nos ha sido revelado por Dios y esencialmente transmitido por Nuestro Señor Jesucristo y después por los Apóstoles, por la Santa Iglesia.
Prediquen entonces la verdadera doctrina, y esta doctrina en su pureza e integridad. El sacerdote es un ministro, no puede añadir, ni puede suprimir, ni puede cambiar nada. Debe transmitir la verdad inmutable pues se trata de la Fe y de Dios, y de cosas sobrenaturales, no de trivialidades de todos los días. Entonces, debe transmitir estas verdades inmutables con fidelidad.
Y San Pablo insiste. Por ejemplo, dice a Timoteo: «Guarda el depósito de la Fe por el Santo Espíritu que habita en nosotros». Y habla por lo tanto al respecto, ha dicho propiamente del sacerdocio, del Espíritu Santo que habita en el alma del sacerdote por la ordenación, que es recibido entonces para mantener celosamente y proteger este depósito de la fe.
El apóstol San Juan nos dice: «Aquel que se aparta, que se aleja y que no permanece en la doctrina de Cristo no posee a Dios». «Y aquel que permanece en la doctrina de Cristo, posee al Padre y al Hijo». Por lo tanto el sacerdote enseña la verdadera Fe y la confiesa ante los hombres. «Pero a todo el que se avergüence de mí y de mi doctrina, ante los hombres, yo me avergonzaré de él ante el Padre». Y con más razón del sacerdote que no confiese, que no defienda esta Fe. Pues si existe la verdad revelada por Nuestro Señor, también existe el error, existe la herejía, existe el engaño, y todo esto en la vida de la Iglesia.
Por tanto el sacerdote no sólo debe defender la Verdad sino combatir el error, y combatirlo públicamente. Y no sólo debe denunciar los errores, sino también a quienes difunden los errores. Un pastor no puede, al hablar a sus ovejas, dejar de decirles que hay que poner atención a los lobos. Debe advertirles cuando el lobo se encuentra en el redil. Por consiguiente, el sacerdote está hecho para predicar la verdad de Nuestro Señor Jesucristo.
Después, se dice que el sacerdote debe bendecir y bautizar. Ese es el oficio de santificador.
El sacerdote está hecho para comunicar la gracia de Dios a las almas y por tanto las virtudes de Nuestro Señor Jesucristo, la santidad de Cristo, la santidad de Dios.
Está hecho, pues, para transmitir, para enseñar, para comunicar la verdadera vida sobrenatural a las almas, y toda su acción está destinada a esta obra de santificación, sin punto de perversión evidentemente.
Por eso dice también el pontifical que debe gobernar, que debe dirigir, que debe guiar. Así se manifiesta el poder de la autoridad que tiene el sacerdote sobre las almas, sobre los fieles, sobre el pueblo de Dios.
A eso está ordenada precisamente esta potestad para guiar y  dirigir y, en consecuencia, él tiene esta autoridad a fin de establecer el reino de Nuestro Señor Jesucristo. En las almas y enseguida en las familias, por consecuencia en las instituciones, la sociedad, las naciones: «Id y enseñad a todas las naciones».
« Asistimos ante una terrible misión de demolición de la moral católica, de la fe católica, del culto católico de la verdadera religión ».
Ahora, estimado abad, tendrá que ejercer este ministerio, tan elevado, tan necesario, tan saludable, en tiempos de crisis, en un tiempo de crisis profunda. Crisis en la sociedad en medio de la cual vivimos, a la cual pertenecemos. Crisis profunda en el seno de la Iglesia misma, al interior de la santa Iglesia misma. Asistimos ante una terrible misión de demolición de la moral católica, de la fe católica, del culto católico de la verdadera religión.
Al mismo tiempo, el hombre es exaltado y sustituye a Dios, del culto de Dios pasamos al culto del hombre. De la realeza de Nuestro Señor Jesucristo a la independencia, autonomía y realeza del hombre. Entonces es el hombre quien crea la verdad, es el hombre quien crea la moral,  quien determina lo que es verdadero y lo que es falso, el bien y el mal.
El problema profundo en la Iglesia es que ha querido adaptarse a este mundo, tal vez siendo estrictos con buenas intenciones;  evidentemente no todos. Ha querido adaptarse a este mundo moderno, a sus costumbres, sus leyes, sus ideas, su filosofía, su nula teología, su ateísmo. Así pues, comenzamos a invertir los cimientos de la religión católica. Para dar un ejemplo claro y concreto, vean ustedes, hoy en día tenemos autoridades en la Iglesia, a las que nosotros reconocemos por supuesto como autoridades de la Iglesia, y esas autoridades aprueban y  enseñan lo que es pecado.
Se permite la comunión, en el caso de los matrimonios mixtos, al cónyuge no católico. ¡En ciertos matrimonios, el cónyuge no católico mixtos puede recibir la comunión en la Iglesia católica!
Hasta hemos llegado a oír, la semana pasada, que la fidelidad de los concubinos es un símbolo de que hay verdadero matrimonio y tienen verdaderamente la gracia del sacramento.  Se trata de una nueva moral, contraria a dos mil años de enseñanza del magisterio católico constante y unánime. Son afirmaciones contrarias a lo que nos dicen las epístolas, los santos Evangelios, los Apóstoles, Nuestro Señor Jesucristo.
Entonces, evidentemente, debemos hacer como hizo san Pablo con san Pedro. San Pablo, en la carta a los Gálatas explica, y es la palabra de Dios, que debió resistir en su cara públicamente a san Pedro porque no iba conforme al Evangelio. Hoy en día todo católico, y sobre todo si es sacerdote, debe defender la Fe y oponerse públicamente a los que la destruyen, y debemos decir como san Pablo: resistimos públicamente porque hay un problema profundo de Fe. Porque ya no nos ajustamos al Magisterio de siempre, a la Tradición. Vean a san Pablo, que se aferraba a las tradiciones, guardaba la Tradición.
Por lo tanto se trata de un combate al mismo tiempo por la verdad, por la doctrina, por la verdadera Fe, y también por la santidad, la santidad de las almas, de las familias, del matrimonio, la santidad de la santa Iglesia: una, santa, católica, apostólica y romana.
« Aquellos que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús sufrirán persecución ».
Y luego algunos, evidentemente, dicen que nos equivocamos y que somos cismáticos, que somos ilegales en la Iglesia, y ya, querido Abad, usted lo ha experimentado un poco al volver, como un buen soldado de Cristo, a los combates de Dios. Ha debido por tanto sufrir esa persecución de la que nos habla san Pablo: «Aquellos que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús sufrirán persecución».
El Patriarca de Babilonia, que es caldeo, dice que somos cismáticos. Y el ordinario en Francia para las iglesias orientales dice que somos ilegales. El Papa mismo dice que en la Fraternidad somos católicos. ¿En qué quedamos? ¿Somos católicos o somos cismáticos? Tengo conmigo la carta que me ha entregado Su Excelencia monseñor Fellay, en la que la Congregación para la Doctrina de la Fe nos dice, ha dicho al Monseñor, que podemos proceder a las ordenaciones sin pedir el permiso de los ordinarios del lugar; que basta con darles los nombres de los ordenados, cosa que haremos por supuesto como corresponde. Es decir, que no somos ni cismáticos ni ilegales.
Entonces, ¿por qué agitan este espantapájaros? ¿Se dan cuanta ustedes de la legalidad, de si nos encontramos en regla o no, de que no hay tal cisma y Roma misma lo reconoce? Es que lo que nos separa es la doctrina, la Fe, su ruptura con la Tradición. O que no quieren aceptar que el problema está ahí. Porque
ellos saben muy bien que en eso se equivocan. Ellos no podrán jamás, aunque lleguen a, digamos, maquillarlo todo, destruir la Fe, ni la Tradición ni la Iglesia.

El sacerdote es servidor de la Santísima Virgen María, mediadora de todas las gracias.
Y entonces pues, querido abad, en este combate tan feroz, tan exigente, que exige tanta ciencia y santidad al sacerdote, ustedes deben, nosotros debemos volver nuestra mirada hacia la Santísima Virgen María, Reina de los Apóstoles. Bajo esta invocación se la venera en esta iglesia de San Nicolás: María Reina de los apóstoles. Y no sólo lo es por su mediación, por la misión que desempeña ante los mismos apóstoles, durante su vida, en el nacimiento de la Santa Iglesia. Pero también porque si el sacerdote debe comunicar la vida de la gracia, es un colaborador, un servidor de la Santísima Virgen María, que es la mediadora de todas las gracias.
Ella es tesorera y dispensadora de todas las gracias merecidas por Nuestro Señor Jesucristo. Y en la medida en que Ella da a quien Ella quiere, tanto como Ella quiere, cuando Ella quiere, como Ella quiere. Por último, el sacerdote es colaborador en esta obra de santificación de las almas que se ha confiado a la Santísima Virgen María. Él no hace otra cosa que cooperar en esta acción de María en las almas.
Por otro lado, la Virgen María nos da un ejemplo de vida apostólica precisamente en la festividad que celebramos hoy: la de la Visitación de la Santísima Virgen María. Si hoy celebramos la misa de la dedicación de esta iglesia, de hecho se trata de la festividad de la Visitación de la Santísima Virgen a su prima Isabel.
Podríamos preguntarnos por qué, si ya había tenido lugar la Encarnación, y Ella estaba llena del Santo Espíritu, si había concebido a Nuestro Señor Jesucristo en su corazón y en su sangre, por qué fue ella quien fue a ver a su prima Isabel, por qué prefirió por así decirlo, la vida activa, apostólica, a la contemplativa?
Lo más lógico habría sido que se hubiera quedado inmersa en la adoración y en el amor a Nuestro Señor, a Dios, como ya lo estaba antes de la Anunciación del ángel. En esto Santo Tomás de Aquino nos aclara los motivos, porque dijo algunas veces es más meritoria la vida activa que la contemplativa; y en este caso la vida activa o apostólica está el desbordamiento del amor de Dios, en la medida en donde uno se sustrae a la contemplación, a la vida interior, la vida de oración, temporalmente, en la medida en que lo hacemos con sacrificio. Y después existe como un objetivo de conformarse a la voluntad de Dios y buscar la más grande gloria para Él.
He aquí entonces por qué Nuestra Señora es la Reina de los Apóstoles, porque nos da un ejemplo perfecto de lo que debe ser la vida apostólica del sacerdote, y lo vemos precisamente en la Visitación. Ante todo porque ella está llena del amor de Dios, fruto precisamente de la Encarnación, este amor se desborda hacia su prima Isabel.
Porque el ángel le sugiere ir a visitarla con prontitud y porque es conforme a la voluntad de Dios. Evidentemente, la Virgen María se apresuró a partir. Este es el sentido del Evangelio. Porque ella quería conformarse a la voluntad manifestada discretamente por parte de Dios.
Se fue por un tiempo, ya que se quedó por algunos meses, lo necesario, y después volvió a su casa. Lo hace buscando la gloria de Dios tal como lo demuestra el fruto de su visita. Ella veía muy pocos medios apostólicos que hubieran producido efectos tan grandes en el orden sobrenatural. Es precisamente su salutación la que da lugar a tres prodigios. Primero, San Juan reconoce a Nuestro Señor y a su Santísima Madre y se estremece de alegría. Enseguida se llena del Espíritu Santo, queda santificado. Y después Santa Isabel se llena también del Espíritu Santo. Y ésto ni más ni menos que por la salutación de la Santísima Virgen María. Que fue tal vez «Schlama lej Elisbeth (1)»… tal como la había saludado el ángel también a ella.
¿A qué se debe la eficacia de la vida apostólica de la Virgen María? A que estaba unida a Nuestro Señor Jesucristo, estaba plenamente unidad a Nuestro Señor, porque llevaba en su seno a Nuestro Señor Jesucristo, estaba llena del Espíritu Santo, llena de la gracia de Dios. Su apostolado, por así decirlo, fue muy fecundo. Porque ella lo ejercía en conformidad con la voluntad de Dios, y en humildad. Entonces Isabel la alaba, y la Santísima virgen María reenvía esta alabanza a la gloria de Dios y compone ese canto extraordinario que se llama el Magnificat, canto de glorificación a Dios, de acción de gracias, pero también un canto de humildad en el que María reconoce su nada, su pequeñez.
Estas son, querido Abad, querido hermano, las disposiciones que deben animarnos en nuestra vida apostólica, dando absolutamente la primacía a nuestra vida interior, a nuestra vida contemplativa, nuestra vida de unión con Nuestro Señor Jesucristo. Por eso siempre encontrarán ustedes en el Corazón Inmaculado de María nuestra Madre, y madre en particular del sacerdote, refugio, fuerza y consuelo.
En el corazón de la Santísima Virgen María es donde podremos ser formados y moldeados conforme a Nuestro Señor Jesucristo, soberano y Eterno sacerdote.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Monseñor Alfonso de Galarreta, obispo auxiliar de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X
Fuente: Sermón audio St-Nicolas- du-Chardonnet/La Porte Latine del 7 de julio de 2016
La transcripción y los títulos son de La Porte Latine
 [FuenteTraducción de M.M. Corrección J.E.F. Equipo de Traducción de Adelante la Fe]

quarta-feira, 27 de julho de 2016

Dom Rogelio Livieres: Oração por sua Beatificação

"Santifica-nos na Verdade"


O Instituto Bento XVI lança a partir de hoje a Campanha pela  Beatificação de Dom Rogelio Livieres. Monsenhor Rogelio foi ordenado sacerdote em 15 de Agosto de 1978, pertencente ao clero da Prelazia da Santa Cruz e Opus Dei. Nomeado Bispo de Cidade do Leste no Paraguai em 12 de Julho de 2004 por São João Paulo II, ministério que exerceu por 10 anos, durante seu episcopado consolidou a catequese Católica nas comunidades a ele confiadas pelos Papas João Paulo II e Bento XVI.  Fundou o Seminário São José e vários institutos religiosos o que fez sua diocese ficar famosa no mundo pela grande quantidade de vocações, tinha grande amor pelos pobres, crianças e idosos. O Papa Bento XVI sempre o encorajava a se manter firme nas suas atitudes e o parabenizava nas visitas ad limina. Mas foi duramente perseguido no ano de 2014 e acabou sendo destituído do cargo de Bispo pelo Papa Francisco sem renunciar e sem nada contra ele a ser alegado, algo inédito na história da Igreja. Entregou sua alma a Deus em 14 de Agosto de 2015 sem status canônico, por isso era chamado de Ex-Bispo de Cidade do Leste, a injustiça da destituição por ter feito aquilo que tanto João Paulo II e Bento XVI o pedira agravou seu estado de saúde rapidamente.  

Sabemos que um processo deste tipo é longo, por isso o primeiro passo é espalhar a devoção a Monsenhor Livieres, para que no futuro seus filhos espirituais possam um dia venerar sua imagem nos altares. 

Rezem um Credo, uma Ave-Maria e um Pai-Nosso pela causa. Qualquer milagre por sua intercessão pode ser relatado a nós pelo email: institutobentoxvi@gmail.com

Confira alguns momentos marcantes de seu episcopado: 





















Cardeal Sarah: O Papa não pode mudar a Lei Divina sobre a comunhão


Texto ainda não traduzido pelos Instituto: 

El Cardenal Robert Sarah, la autoridad en sacramentos en el Vaticano, criticó la profanación de la Santa Eucaristía que proponen algunos purpurados en el Vaticano. Su acción se debe a la reciente sugerencia del papa Francisco de que los no católicos pueden recibir la Comunión si deciden que eso es lo que quieren hacer. El papa manifestó a los presentes en la Iglesia Evangélica Luterana de Roma el domingo pasado que la pregunta de si un no católico podía o no recibir la Comunión en la Iglesia Católica la debe responder la misma persona.
El Cardenal Sarah, quien se desempeña como prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, manifestó un fuerte desacuerdo, señalando que existen leyes divinas que prohíben la administración de la Comunión a los no católicos o a bautizados que viven en pecado mortal (es decir: adulterio), de modo que si tal persona solicitara a la Iglesia Católica recibir la Comunión, el clero “no tiene ningún derecho de administrársela”.
Sarah también advierte a los sacerdotes que se atrevan a administrar la Comunión a no católicos que  “si lo hacen, el pecado de ellos será más grave delante del Señor. Implicaría inequívocamente una  complicidad premeditada y una profanación del Santísimo Cuerpo y la Santísima Sangre de Jesús”.
El prefecto nos recuerda que ni siquiera el papa puede cambiar la ley divina acerca de la Comunión. “La Iglesia en su totalidad siempre ha sostenido firmemente que no es posible recibir la comunión con la conciencia de estar en pecado mortal, principio éste recordado por Juan Pablo II en su encíclica “Ecclesia de Eucharistia”, que afirma sobre el tema: “Ni siquiera un papa puede dispensar de tal ley divina”.
Las palabras del Cardenal Sarah son completamente fieles y verdaderas. En realidad no hay ninguna enseñanza doctrinal que el papa pueda cambiar. Puede poner en vigencia pequeños cambios disciplinarios, mientras estén en concordancia con la tradición y no ofendan la doctrina, pero cambiar una ley o enseñanza divina no es algo que ningún papa u obispo esté autorizado a realizar.
Sólo están autorizados a cumplir la ley y transmitirla al pueblo, como lo hizo Moisés en el Monte Sinaí.
Sarah se lamenta de que esto no se cumpla. “Como obispo, me siento herido en el corazón al ser testigo de semejante falta de comprensión de las enseñanzas inamovibles de la Iglesia por parte de mis hermanos sacerdotes”, dijo. “No me puedo permitir imaginar que la causa de esta confusión sea otra que una insuficiente formación de mis hermanos.
Desde ya que Satanás está entronizado hoy en la Ciudad Eterna. La Virgen Bendita en Fátima advirtió que el enemigo se infiltraría en la jerarquía del Vaticano y llegaría el tiempo en que sería “obispo contra obispo, cardenal contra cardenal”. Esos días han llegado, en gran parte porque el Tercer Secreto de Fátima no se dio a conocer en 1960 como Nuestra Señora pidió. Ella intentaba evitar este desastre para la Iglesia.
Ahora lo deben soportar los miembros de Cristo. Los fieles no tienen otra alternativa que continuar peleando por la verdad, especialmente imitando el ejemplo del Cardenal Sarah de ser defensores de la Fe.
David Martin
Via: adelantelafe.com

terça-feira, 26 de julho de 2016

Padre é morto pelo Estado Islâmico em plena Europa


Com informações do Estadão: Padre que era mantido refém foi morto pelos agressores; Vaticano condenou o ataque e qualificou o episódio de 'assassinato bárbaro'
O grupo jihadista Estado Islâmico (EI) assumiu a autoria do ataque a uma igreja católica de Saint-Etienne-du-Rouvray, na Normandia, nesta terça-feira, 26, segundo informações do SITE Intelligence, que observa a ação de radicalizados na internet. Os extremistas teriam informado por meio de um comunicado emitido por sua agência de notícias, Amaq, que dois "soldados" do EI lideraram o atentado. "Eles realizaram a operação em resposta ao pedido para alvejar os países da coalizão", disse o grupo em referência às nações que combatem os jihadistas no Iraque e na Síria.

Nota do editor: A tempos que falamos aqui do perigo que representava a entrada de refugiados muçulmanos na Europa. O Cristianismo e o Islamismo não podem habitar o mesmo solo, são religiões antagônicas.  Esse ataque representa uma declaração formal de guerra do Estado Islâmico contra o Vaticano, precisamos urgentemente de uma resposta militar cristã, se a França se omite, que a Polônia e os países que são de maioria Católica escutem o choro da Igreja e venha em seu auxilio. 

domingo, 24 de julho de 2016

Carta do Prelado da Opus Dei (Julho 2016)


"A carteira de identidade do cristão é a alegria", disse o Prelado em sua carta repetindo uma expressão do Santo Padre. Nossa alegria, ainda que no meio das contradições, será um modo evangélico de consolar quem precisa.

Queridíssimos: que Jesus me guarde as minhas filhas e os meus filhos!
Ao longo destes meses, estamos nos esforçando para colocar a prática das obras de misericórdia em primeiro plano. Consideremos agora uma à qual Jesus Cristo se refere expressamente, ao traçar o programa do caminho cristão: as bem-aventuranças. ‘Bem-aventurados os que choram, porque serão consolados[1].
Trata-se de uma obra de misericórdia que, tal como o perdão das ofensas, nos permite parecer-nos mais com Deus, imitá-Lo. Já no Antigo Testamento, o Senhor tinha dito: Como uma criança que a mãe consola, sereis consolados[2]. E Jesus, na Última Ceia, manifesta esse consolo da forma mais perfeita possível, pois promete enviar o Espírito Santo, a Pessoa divina a Quem se atribui – por ser o Amor subsistente – a missão de consolar os cristãos nas suas mágoas e, em geral, de fortalecer os aflitos para superarem toda a espécie de males.
Meus filhos, observando a situação do mundo, percebemos que muitas pessoas choram, sofrem. Os dramas provocados pelas guerras causam grandes tragédias, que não nos podem deixar indiferentes: a situação de emergência dos imigrantes ou as situações de injustiça que bradam aos céus causam muitas lágrimas. Penso, em particular, nos que estão sofrendo por defenderem a sua fé, arriscando até mesmo as suas vidas.
Ao ler as vossas cartas, ou nas conversas que tenho convosco, partilho de todo o coração as vossas alegrias e também as vossas penas e dores. Quantas famílias passam por um grande sofrimento, porque algum dos seus membros vive afastado do Senhor, ou porque veem um doente sofrer e se sentem impotentes para aliviar a sua dor! Somos pessoas que vivem no meio do mundo, e é lógico que os dramas contemporâneos – o flagelo das drogas, a crise da união familiar, o gelo produzido pelo individualismo, a crise econômica – nos toquem muito perto.
Verificar esta realidade não nos há de levar à tristeza. Contamos com a garantia de que – se permanecermos junto do Coração de Jesus – seremos consolados, e não só na vida eterna. Já aqui, nesta Terra, o Senhor nos oferece o conforto da Sua proximidade. Como um Pai amoroso, nunca nos deixa sozinhos. Como São Josemaria sempre ensinou, a raiz da alegria sobrenatural dos cristãos brota da consciência da nossa filiação divina. Consola-me imensamente a certeza, tão própria dos filhos de Deus, de que nunca estamos sós, porque Ele está sempre conosco. Não vos comove esta ternura da Trindade Santíssima, que jamais abandona as suas criaturas?[3] .
Reparemos que, entre as razões para a conversão do mundo pagão, nos primeiros tempos do Cristianismo, fala-se do exemplo daqueles nossos predecessores, os primeiros fiéis batizados, que não perdiam a alegria sobrenatural perante as contrariedades e perseguições que sofreram por amor a Jesus Cristo. No livro dos Atos registra expressamente como os Apóstolos, depois de terem sido açoitados por pregarem o Evangelho, saíram da sala do Grande Conselho, cheios de alegria, por terem sido achados dignos de sofrer afrontas pelo nome de Jesus[4].
Também agora, a alegria sobrenatural e humana dos seguidores de Cristo, mesmo no meio das maiores contradições, há de ser como um ímã capaz de atrair os que se encontram imersos na tristeza ou no desespero, porque não sabem quanto Deus os ama. «O cristão vive na alegria e no assombro graças à Ressurreição de Jesus Cristo. Como vemos na Primeira Carta de São Pedro (1, 3-9), mesmo que sejamos afligidos pelas provações, nunca nos será tirada a alegria do que Deus fez em nós (...). A carteira de identidade do cristão é a alegria: a alegria do Evangelho, a alegria de ter sido escolhido por Jesus, salvo por Jesus, regenerado por Jesus; a alegria pela esperança de que Jesus nos espera, a alegria que – mesmo nas cruzes e sofrimentos desta vida – se manifesta de outra maneira, que é paz com a segurança de que Jesus nos acompanha, está conosco. O cristão faz crescer essa alegria com a confiança em Deus»[5].
Neste contexto de fé e de esperança teologais, compreende-se a firmeza com que o nosso Padre podia afirmar que a alegria é um bem cristão, que possuímos enquanto lutamos, porque é consequência da paz[6], além de ter as raízes em forma de Cruz[7].
Um cristão que se sabe filho de Deus não deveria deixar-se confundir pela tristeza. Poderá sofrer no corpo e na alma, mas mesmo então, a consciência da sua filiação divina, despertada nele pela ação do Espírito Santo, vai-lhe dar nova energia para ir para a frente, semper in laetitia! Como São Josemaria aconselhava, enquanto lutarmos com tenacidade, progrediremos no caminho e nos santificaremos. Não há nenhum santo que não tenha tido que lutar duramente. Os nossos defeitos não nos devem levar à tristeza nem ao desânimo. Porque a tristeza pode nascer da soberba ou do cansaço: mas nos dois casos, quem recorre ao Bom Pastor e fala claramente, encontra o remédio adequado. Há sempre solução, mesmo que se tenha cometido um erro muito grave![8]
O recurso seguro para evitar a tristeza ou sair da sua opressão é abrir o coração com Jesus diante do Sacrário, e com quem, como Seu instrumento, orienta a alma entre os meandros da vida espiritual. Lembremo-nos sempre, levando-o à prática, o conselho que São Josemaria dava: Levantai o coração a Deus, quando chegar o momento duro do dia, quando a tristeza quiser meter-se na nossa alma, quando sentirmos o peso destas batalhas da vida, dizendo: Miserere mei Domine, quoniam ad te clamavi tota die: laetifica animam servi tui, quoniam ad te Domine animam meam levavi(Sl 85, 3-4), Senhor, tem misericórdia de mim, porque Te invoquei o dia todo: alegra o Teu servo, pois a Ti, Senhor, elevei a minha alma[9].
Que bela tarefa realizam os cristãos ao consolarem os que se veem aflitos por uma contrariedade, grande ou pequena, que lhes rouba a paz! Além de rezar por eles, é preciso fomentar um acolhimento afetuoso, pois muitas almas só procuram alguém que ouça com paciência as suas penas. Quantas caras tristes encontramos nos nossos caminhos terrenos porque ninguém lhes ensinou a se abandonarem no Senhor, e com que consolo fraterno os devemos acolher! «Quantas lágrimas se derramam em cada instante no mundo, cada uma diferente das outras… E juntas formam como que um oceano de desolação, a implorar misericórdia, compaixão, consolo. As mais amargas são as lágrimas causadas pela maldade humana: as lágrimas de quem viu arrancar-lhe violentamente uma pessoa querida, lágrimas de avós, de mães e pais, de crianças... (...). Precisamos da misericórdia, da consolação que vem do Senhor. Todos nós precisamos dela. É a nossa pobreza, mas também a nossa grandeza: invocar a consolação de Deus que, com a Sua ternura, vem enxugar as lágrimas do nosso rosto»[10].
Assim fez o Mestre durante a Sua passagem entre os homens. Levado pela Sua misericórdia, deteve-se no caminho, para consolar a viúva de Naim que chorava a morte do seu único filho; reagiu de forma semelhante com Marta e Maria em Betânia, desoladas pela morte do seu irmão Lázaro. Chorou também pelo destino que a cidade de Jerusalém iria ter[11]. Ao iniciar a Sua Paixão, já no Jardim das Oliveiras, sofreu até o ponto de suar sangue, e permitiu que um anjo, uma criatura, O consolasse (cfr. Lc 22, 39-46). Pode haver maior sinal de humanidade do que admitir o consolo, o reforço que outro nos dá para nos levantar do nosso abatimento, da nossa fraqueza, do nosso desânimo?[12]
Seguindo os passos do Mestre, consolemos quem precisa. É isso que está nas entranhas do espírito cristão. Assim se dirigia São Francisco ao Senhor, numa oração também repetida por muitas gerações: «Senhor, fazei de mim um instrumento da Vossa paz. Onde houver ódio, que eu leve o amor. Onde houver ofensa, que eu leve o perdão; onde houver dúvida, que eu leve a fé; onde houver tristeza, que eu leve a alegria; onde houver desespero, que eu leve a esperança; onde houver trevas, que eu leve a Tua luz»[13] .
No dia 22 deste mês, recordamos Santa Maria Madalena. Há poucos dias, o Papa elevou a sua memória litúrgica à categoria de festa. As suas lágrimas de arrependimento apagaram todos os erros da sua vida passada, e permitiram-lhe depois unir-se ao Senhor na Sua Paixão e na Sua Ressurreição como nenhuma outra das santas mulheres, exceto, naturalmente, a Santíssima Virgem. Recorramos à Mãe de Deus e nossa Mãe em todas as nossas necessidades. Ela é Consoladora dos aflitos, Refúgio dos pecadores, Auxílio dos cristãos, e não deixa nunca de cuidar de nós. Mãe! - Chama-a bem alto, bem alto. - Ela, tua Mãe Santa Maria, te escuta, te vê em perigo talvez, e te oferece, com a graça do seu Filho, o consolo do seu regaço, a ternura das suas carícias. E te encontrarás reconfortado para a nova luta[14].
Continuemos a rezar pelo Papa e pelas suas intenções. Acompanhemo-lo espiritualmente na viagem apostólica à Polônia por ocasião das Jornadas Mundiais da Juventude, que vão decorrer em Cracóvia.
Com todo o afeto, abençoa-vos
o vosso Padre
+ Javier
Aix-en-Provence, 1 de julho de 2016
© Prælatura Sanctæ Crucis et Operis Dei


[1] Mt 5, 4.
[2] Is 66, 13.
[3] São Josemaria, A sós com Deus, n. 143 (AGP, Biblioteca, P10).
[4] At 5, 41.
[5] Papa Francisco, Homilia em Santa Marta, 23-V-2016.
[6] São Josemaria, Forja, n. 105.
[7] São Josemaria, Forja, n. 28.
[8] São Josemaria, Carta 28-III-1955, n. 25.
[9] São Josemaria, Carta 9-I-1932, n. 15.
[10] Papa Francisco, Vigília de oração para "enxugar" as lágrimas, 5-V-2016.
[11] Cfr. Lc 7, 11-13; Jo 11, 17 ss; Lc 19, 41-44.
[12] São Josemaria, Carta 29-IX-1957, n. 34.
[13] Oração atribuída a São Francisco de Assis.
[14] São Josemaria, Caminho, n. 516

sábado, 23 de julho de 2016

JOSEPH RATZINGER REFUTA VERSUS POPULUM

CAFÉ TEOLÓGICO - Por Padre Marcelo Tenório 

DEDICADO a todos os  SEMINARISTAS maravilhosamente TEIMOSOS
Imagem meramente ilustrativa 


Caríssimos, Salve Maria!
Esse “Café Teológico” dedico a todos os SEMINARISTAS de boa vontade que, apesar da crise, teimam em continuar Católicos. Bela teimosia!
O motivo da dedicação é justamente pela péssima formação direcionada e ideológica que acontece em muitos institutos teológicos e seminários. Nessas casas,os formadores que são “ecumenicamente” liberais, defendem a pluralidade de pensamento, mas ao mesmo tempo não admitem que os formandos pensem diferente deles, típica democracia petista, verdadeira como uma nota de dez tostões. 
A vocês, seminaristas católicos meu respeito e amizade. Continuem assim: teimosamente católicos.
Sobre a declaração do Cardeal Sarah,  silenciada em muitos sites de Institutos de Teologia, o desmentido do finado Pe. Lombardi ( esse já bem divulgado em sites desses institutos tupiniquis), trago para todos vocês, queridos seminaristas a defesa da Missa ad Orientem do Cardeal Ratzinger, para angústia dos pseudos  doutores malabaristas do País-das-maravilhas..
Boa leitura….e, continuem Teimosos!
Pe. Marcélo Tenorio
Ps. Qualquer reclamação dos reitores,  favor endereçar ao Mons. Joseph  Ratzinger.
  1. APRESENTAÇÃO
Neste artigo será demonstrado que as interpretações que vêm sendo feitas, por parte de algumas pessoas, da declaração do Padre Frederico Lombardi, ex-porta-voz do Vaticano, não podem ser as mais corretas.
O então porta-voz disse que não haverá nenhuma norma nova para o advento e que o termo «reforma da reforma» deve ser evitado para não causar interpretações erradas. Na mesma linha partidária, o Padre Antonio Spadaro, editor do jornal La Civiltà Cattolica, levantou alguns argumentos contra a Missa «versus Deum», isto é, «de frente para Deus».
Joseph Ratzinger, hoje Papa emérito Bento XVI
O Cardeal Ratzinger, atual Papa emérito Bento XVI, foi quem promoveu o movimento chamado «reforma da reforma» e contribuiu, como tantos outros ótimos liturgistas, para a compreensão da orientação litúrgica. Pois bem, exporemos o seu pensamento, que se apoia também em outros estudiosos, e, desta forma, refutaremos os argumentos levantados pelos amantes da Missa “ao revés”. O versus populum não é inválido ou ilícito, nem pretendemos isso dizer; queremos apenas demonstrar que o versus Deum também é não somente válido e lícito, mas a melhor forma.
Quanto ao termo «reforma da reforma» é suficiente dizer que não oferece nenhuma possibilidade de má interpretação, pois já foi exaustivamente explicado por inúmeros liturgistas, até mesmo pelo próprio Joseph Ratzinger em diversas oportunidades, inclusive já postamos um desses textos aqui no blog.
Cabe, antes de mais nada, avisar que ao final deste artigo poderá o leitor encontrar um índice para melhor visualização da ordenação das partes. E o aconselhamos que assim faça. Boa leitura.
  1.    INTRODUÇÃO
O Prefeito da Congregação para o Culto Divino e a Disciplina dos Sacramentos, Cardeal Robert Sarah, em um discurso para a Conferência Sacra Liturgia UK 2016, no Oratório de São Filipe Néri (Oratório de Brompton), em Londres, instigou os sacerdotes para que pudessem celebrar também a Forma Ordinária do Rito Romano (segundo o Missal de Paulo VI) de frente para Deus, isto é, «Versus Deum», pois, segundo ele, é “muito importante que retornemos o quanto antes possível para uma comum orientação, dos sacerdotes e fiéis, voltados na mesma direção – para o oriente ou pelo menos para a abside”[2].
O oriente (ou leste) é o símbolo da ressurreição e ascensão do Senhor e, igualmente, de sua segunda vinda, que ocorrerá da mesma forma que partiu (At 1, 11). Se o batistério, colocado à porta da Igreja, no Oeste, é o símbolo do princípio do percurso, o altar ao leste é a meta para qual nos dirigimos, caminhando ao encontro daquele que foi, mas que voltará.
O Cardeal africano, no entanto, esclareceu que esta implementação deve ocorrer “com prudência e com a necessária catequese”[3], por isso, cabe um discernimento pastoral para avaliar como e quando esta prática pode ser aplicada. Neste ponto, ele sugeriu que um bom tempo para que os sacerdotes começassem a implantá-la seria no Advento, isto porque é justamente o tempo em que “esperamos «o Senhor que virá» e «que não tardará» (cf. Introito, Missa da Quarta-feira da Primeira Semana do Advento)”[4]. Trata-se de um tempo litúrgico que está intimamente ligado à orientação litúrgica, por isso, a sugestão deste tempo.
O purpurado se dedicou a outros temas interessantes (cf. o discurso completo), mas foram estas palavras que criaram alvoroço. Assim, após esse pronunciamento do Prefeito da liturgia surgiram debates em muitos lugares, tudo em torno de uma má compreensão tanto do sentido da orientação litúrgica como da legislação atual.
Nessa onda, até mesmo o Padre Antonio Spadaro, editor do jornal La Civiltà Cattolica, entrou na polêmica através de seu Twitter, incentivando a celebração da Missa de frente para o povo, ou para quem quiser, de costas para Deus. O Padre Spadaro citou como argumento, entre outras coisas, o parágrafo 146 da Instrução Geral do Missal Romano para tentar justificar sua opinião “populista”.
O Vaticano mostrando-se preocupado logo apareceu para pôr panos quentes na história. Através de um pronunciamento do Padre Frederico Lombardi, então porta-voz da sala de imprensa (agora o novo porta-voz é Greg Burke, pois Pe. Lombardi renunciou), foi afirmado que não haverá nenhuma nova normativa para o próximo advento e que o termo «reforma da reforma» pode gerar algumas interpretações erradas, por isso seria melhor evitá-lo. Esta declaração do ex-porta-voz caiu como uma bomba, sendo usada pelo clero mais progressista como arma contra o Cardeal Sarah e os católicos que apoiam tanto a orientação Versus Deum como a «reforma da reforma».
Será que o que disse o Padre Lombardi pode realmente ser usado dessa forma? E a reforma da reforma é um termo tão controverso assim? É o que veremos.
  1.    A ORIENTAÇÃO LITÚRGICA: DEUS OU POVO?
Nesta seção dividiremos a problemática da orientação litúrgica em três partes. A primeira consiste em um resumido aspecto histórico, no qual será elaborada a fundamentação histórica e, por consequência indireta, um pouco da razão teológica; a segunda será uma análise da legislação atual, trazendo os fundamentos para que tal prática seja, além de válida, tida por lícita; a terceira, por fim, responderá a algumas objeções, aquelas que mais comumente são utilizadas e as que foram levantadas sobre o pronunciamento do Cardeal Sarah pelos partidários da Missa invertida. Desta forma acreditamos delinear e abarcar toda a questão.
3.1.   HISTÓRIA
Em todo o período da cristandade se há algo que sempre esteve claro certamente é, segundo Joseph Ratzinger [5], “a orientação da oração ao oriente”, que é uma tradição que remonta às origens do cristianismo. Pois já no início da era cristão se tinha o sol como símbolo cristão, e, como se sabe, o sol nasce ao leste (oriente), daí dizer que a própria palavra «orientação» só possui seu sentido lato quando aplicado na direção ao leste.
Joseph Ratzinger, à época Cardeal Prefeito
da Congregação para a Doutrina da Fé
O eminente teólogo alemão diz[6] que “a orientação da oração comum a sacerdotes e fiéis (cuja forma simbólica era geralmente em direção ao leste/oriente, quer dizer, ao sol que se eleva), era concebida como um olhar lançado ao Senhor, ao verdadeiro sol” e que na liturgia católica existe uma antecipação do retorno de Cristo, onde “sacerdotes e fiéis vão ao seu encontro”. E esta orientação na oração, continua, “expressa no caráter teocêntrico da liturgia obedece à exortação: «Voltemo-nos para o Senhor»”.
E é possível, nos afirma o Mons. Klaus Gamber, “provar com certeza que jamais houve celebrações versus populum (de frente para o povo) nem na Igreja do Oriente nem na do Ocidente”[7]. Confira o quanto da liturgia católica está intimamente ligada com a luz, com o sol, com o astro que ilumina. Jean Fournée nos recorda que no natal encontramos um rito enormemente ligado com a mística da luz e o mesmo podemos dizer da Epifania, na qual lê-se Isaías: “Levanta-te e resplandece, Jerusalém, porque chegou a tua luz e brilha sobre ti a glória do Senhor”.
Todo o edifício litúrgico gira em torno deste simbolismo; não esqueçamos, por exemplo, a páscoa que com sua vigília nos oferece uma verdadeira riqueza espiritual, onde o Círio com sua luz é o símbolo de Cristo: “O círio que acendeu as nossas velas possa esta noite toda fulgurar; misture sua luz à das estrelas, cintile quando o dia despontar” (cf. Proclamação da Páscoa). Ainda o Deus que é “a força imutável e luz inextinguível” (cf. Vigília Pascal) é louvado todos os dias na Liturgia das Horas no despontar do sol, onde cantamos o retorno da luz que da noite dissipa as trevas.
Dom N. Le Nourry expõe uma das razões de conveniência da orientação na oração, dizendo que “Cristo, na cruz, olhava para o ocidente, era, pois, normal que os cristãos ao contemplar a cruz se voltassem para o oriente”[8]. Para demonstrar ainda como mais solidez a disposição da Igreja ao oriente, é possível citar, entre muitos outros Padres da Igreja, Clemente de Alexandria (+215) e Orígenes (+255):
O oriente é a imagem do dia que nasce. É deste lado também que cresce a luz, a qual em primeiro lugar faz desaparecer as trevas onde se detém a ignorância e de onde se separou o dia do conhecimento da verdade da mesma maneira como se eleva o sol. Por isto, é normal que se dirijam as orações rumo ao nascimento da manhã. [9]
E agora, a respeito da parte do mundo para a qual se deve dirigir para rezar, serei breve. Sendo quatro essas partes: o norte, o sul, o poente e o nascente, quem pois negará que se deve indicar bem claramente o nascente, e que devemos rezar voltando-nos simbolicamente para esse lado, olhando com a alma de certo modo a saída da verdadeira luz? [10]
Se podemos notar a beleza extraordinária encontrada no simbolismo solar, do oriente, o que dizer da cruz? Não é o sol apenas um símbolo, à título comparativo, enquanto que a Cruz figura realmente o Cristo? Não é a Cruz mais brilhante que todos os astros (“O Crux, splendidior cunctis astris”) [11]? Por que então não ver a Cruz como superior ao sol? A Cruz para nós não representa uma vergonha, mas “o testemunho deslumbrante da glória de Cristo com a qual se iluminará o último amanhecer do cosmo”[12], e nos diz Santo Efrem que a cruz que aparecerá no céu é “como o cetro de Cristo, o grande Rei… superando o brilho do sol e precedendo a vinda do Senhor de todas as coisas”[13] e exclama São João Crisóstomo: “Sinal triunfal, mas resplandecente que o astro dos dias!”[14]
Neste ponto, afirma[15] Joseph Ratzinger que “a orientação ao leste tinha uma estreita relação com o “sinal do Filho do Homem”, com a Cruz que anuncia a segunda vinda do Senhor” e, desta forma, “o oriente se uniu rapidamente ao símbolo da cruz”. À esta afirmação ajunta Jean Fournée, dizendo[16] que “nas origens do cristianismo se associa a oração voltada ao Oriente com o culto da Cruz”, sendo “o culto da cruz, antes de tudo, uma homenagem rendida à glória divina”.
Se a Cruz é o símbolo da glória divina, também o é da esperança. Os primeiros cristãos traçavam uma Cruz na parede oriental de suas casas para rezar diante dela, afirma Fournée, expressando a fé na ressurreição e a esperança do retorno glorioso. Este duplo aspecto da cruz confere o significado do presente e do futuro.
Algumas pessoas não sabem, mas a cruz sobre o altar virada para o sacerdote provém de uma ideia (muito inteligente, por sinal) de Joseph Ratzinger. Ele diz[17] que “onde não seja possível a orientação de uns e outros ao leste, a cruz pode servir como oriente interior da fé” e, assim, novamente “a cruz seria o ponto de referência comum do sacerdote e a comunidade que reza”.  Portanto, essa dica dada é um “tapa-buraco” na orientação litúrgica e mesmo essa ideia tem um problema, apontado por Fournée[18].
Como esquecer toda essa riqueza, deixada como patrimônio cristão? E se seria estranho cantar as Laudes durante do tardar do dia, por que não percebemos a mesma incoerência na orientação litúrgica? Será que ficamos tão insensíveis aos símbolos? Esquecemos que o nosso Deus é a luz do mundo e, no nosso espírito desprezível, perdemos todo o sentido externo? Joseph Ratzinger constata esta insensibilidade do homem moderno.
Infelizmente para os partidários da Missa invertida, será doloroso demonstrar que a primeira pessoa que teve a ideia de uma celebração «versus populum» foi um herege. Martinho Lutero, prova Gamber[19], na sua obra “A Missa alemã e a ordem do culto divino” (“Deutsche Messe und Ordnung des Gottesdienstes“) de 1526, diz assim, no capítulo “O domingo para os leigos”: “Conservaremos os paramentos sacerdotais, o altar e as velas até que se acabem ou até que achemos conveniente mudá-los. Todavia, deixaremos que outros que queiram fazer diferente o façam. Porém, na verdadeira missa, entre verdadeiros cristãos, será necessário que o altar não fique como está e que o sacerdote se volte sempre para o povo (…)”.
Em seu livro, “O ordo divino de Cranmer”, Michael Davies merece crédito por haver demonstrado, especificamente no capítulo 11, que o Livro de Oração de 1549 dos reformadores protestantes desejava a destruição dos altares e a ereção de outros separados da abside. Evidencia é que por toda a Inglaterra foram destruídos altares com a revolução protestante. Constatamos que o mesmo se sucedeu nos tempos modernos. Quer queiramos ou não, esta é a origem do versus populum.
Para citar o Brasil é necessário dizer o que se segue. O movimento litúrgico da década de 20 tinha por meta ótimos objetivos, mas começaram a aparecer diferentes teses, caminhos, conforme o parecer individual de cada liturgista. Nisto residia o perigo, o que culminou em várias correções por parte dos papas, em especial por Pio XII. Aqui no Brasil o movimento estava bem representado, de forma fiel e ortodoxa, por liturgistas como Padre João Batista Reus, S.J., mas também chegaram nestas terras homens com seus desvios, e, em 15 de julho de 1933, o bispo Dom Martinho Michler celebrou para seis rapazes, numa fazendo do interior do Estado do Rio de Janeiro, a primeira missa versus populum e dialogada[20].
Para finalizar este ponto penso ser interessante destacar o fato descrito por Fournée:
Havia antigamente em Paris uma igreja que se chamava de São Bento o “Bétourné”. A origem deste estranho epíteto é o seguinte. O edifício medieval que havia precedido a construção do séc. XVI estava ‘ocidentado’. Esta anomalia chocou tanto o povo que este batizou a igreja de: São Bento le Mal Tourné (mal virada) ou “Mautourné”. Porém ao ser reconstruída e seu altar mor recolocado no oriente, passou a ser de São Bento le Bétourné(bem virada). [21]
3.2.   LEGISLAÇÃO
Comecemos esclarecendo um fato importantíssimo para nossa questão: a orientação versus populum jamais foi proposta pelos documentos do Concílio Vaticano II. Desnecessário provar, basta consultar os textos, mas mesmo assim fazemos questão de constar que Gamber diz o mesmo: “em vão se buscará na Constituição sobre a Sagrada Liturgia, promulgada pelo Concílio Vaticano II, uma prescrição que exija celebrar a Santa Missa de frente para o povo”[22]. E não foi proposta pelo simples fato de que jamais se passou pela cabeça dos padres conciliares um tamanho absurdo!
Mons. George Eder já em 1989 esclarecia o equívoco em pensar que a orientação versus Deum tenha sido proibida pelo Concílio Vaticano II.
O Concílio não pediu em nenhum texto que haja em cada igreja um altar de frente para o povo. Nem no novo código de Direito Canônico há algo a este respeito. O Concílio deixou liberdade neste terreno. Porém una nova moda apareceu, e depois se aponta com o dedo para os que não têm o altar de frente para o povo! Fazem o mesmo por causa do latim. Desde o princípio, eu lutei pelo bilinguismo na Igreja; é a boa solução. Se se canta em inglês, todos contentes, porém se se dizem três palavras em latim… é anticonciliar! Por isto quero me servir no futuro desta liberdade que o Concílio deixou para a língua e para o altar. [23]
É o mesmo parecer do Mons. Michael Schmitz que diz que a celebração da Missa na qual “o sacerdote fica de frente para a assembleia nunca foi mencionado no Concílio Vaticano II e é atualmente uma introdução posterior”[24]. Também Ratzinger o constata ao dizer que “o texto conciliar não fala da orientação do altar para o povo”[25]. Michael Davies, depois de seu estudo, conclui o mesmo ao dizer que “não existe nenhuma ordem, rubrica, regulamentação ou lei dentro do Rito Romano que estipule que a Missa deva ser celebrada de frente para o povo”[26]. Portanto, fica elucidado que o Concílio jamais admitiu a celebração de frente para o povo.
O Padre Frederico Lombardi fez uma confusão entre orientação e forma do rito, como se a forma ordinária estivesse intrinsecamente relacionada com o versus populum. Nada mais falso, como já foi provado acima. E Mons. Schmitz ratifica isso ao dizer que “a posição do sacerdote voltado para o oriente junto com a assembleia não é exclusiva do Rito Romano Clássico [forma extraordinária]”[27].
A forma ordinária (Missal de Paulo VI) não apenas não proíbe o versus Deum como regulamenta. Em diversos locais a rubrica supõe que o sacerdote esteja virado para o altar e não para o povo. Diz o Mons. Schmitz que “algumas das rubricas do Rito mais novo parecem ainda pressupor que o celebrante esteja na mesma direção que o povo, esteja num altar solto ou num altar-mor que tenha um retábulo”[28]. Com mais certeza, conclui Davies: “certamente, as rubricas do Novus Ordo Missae, especificamente, definem a prática tradicional e instrui o sacerdote a fim de que se vire para a assembleia em várias ocasiões e logo vira-se ao altar, por exemplo nos artigos de número 107, 116, 122, 198 e 199 da Instrução Geral do Missal Romano (Institutio Generalis)”[29].
Os parágrafos citados por Davies possuem numeração diferente, porque ele usa a versão típica ou de 1969 ou 1970, segundo o que pude conferir. Mas os parágrafos em que ele cita se referem aos momentos em que o sacerdote fala com o povo, em diálogo, em por consequência ele deve estar voltado para a assembleia (“versus ad populum”, “stans versus populum”). Atualizando para o Missal de 2002, podemos dizer que o sacerdote volta-se ao povo quando ele, após fazer o sinal da cruz, faz dirige uma breve palavra para o povo (n. 124); após o lavabo, quando convida o povo a rezar, dizendo “Orate, fratres” (n. 146); ao distribuir a paz ao povo, dizendo “Pax Domini sit semper vobiscum” (n. 154); ao fim da Oração Eucarística, ao mostrar a Hóstia consagrada ao povo, dizendo “Ecce Agnus Dei” (n. 157); novamente quando convida o povo a rezar, após a comunhão, dizendo “Oremus” (n. 165); quando abençoa o povo, ao fim da Missa (n. 167 e 185).
O Ritus servandus in celebratione Missae, que é a Instrução Geral do Missal tridentino, também prescreve que o sacerdote esteja voltado para o povo em iguais momentos, conforme podemos notar: “versus populum (…) dicit voce prædicta: Dóminus vobíscum, vel si sit Episcopus: Pax vobis” (cap. V, 1), “ad populum, et extendens ac jungens manus dicit: Dóminus vobíscum” (cap. VII, 1), “ad populum, et versus eum extendens et jungens manus, dicit voce aliquantulum elata: Orate, fratres” (cap. VII, 7), “stans junctis manibus ante pectus versus populum, dicit, si dicendum est: Ite, Missa est” (cap. XI, 1).
A distinção entre o Missal de João XXIII e o de Paulo VI é apenas acidental, pois como a forma extraordinária (tridentina) obriga que a Missa seja versus Deum[30], o tridentino prescreve o virar-se (“vertit se ad populum”), enquanto que o Missal de Paulo VI não tem essa partícula, porque o sacerdote já pode estar voltado para o povo, uma vez que este missal permite a missa versus populum.
O exposto já é suficiente para comprovar que a Missa, segundo o missal de Paulo VI, pode perfeitamente ser celebrada versus Deum; o que para os emitentes teólogos citados é o ideal. Entretanto, para fundamentar ainda mais podemos citar dois argumentos tão fortes quanto os já enunciados: a prática dos papas e a resposta da Congregação para o Culto Divino.
No ano 2000 a Congregação para o Culto Divino e a Disciplina dos Sacramentos foi perguntada se na celebração da Missa, de acordo com o Missal de Paulo VI, fica excluída a possibilidade na celebração da “liturgia eucarística, a posição do sacerdote «versus abside»”, isto é, voltado «versus Deum»”. Assim foi a resposta: “A Congregação para o Culto Divino e a Disciplina dos Sacramentos, «re mature perpensa et habita ratione» (após madura reflexão e tendo em conta) a história litúrgica, responde: «Negative et ad memtem» (Negativo e segundo a opinião) pela qual deve se levar em conta diversos elementos”[31].
Some-se a isso o fato de que os papas Bento XVI e Francisco celebraram, igualmente, a Missa de Paulo VI com a orientação versus Deum. Em duas ocasiões, o Papa Francisco celebrou, conforme podemos ver no youtube as celebrações[32], enquanto que o Papa Bento XVI o fez incontáveis vezes, já que a sua missa diária em sua capela particular era de tal forma, conforme provamos através de imagens[33] e vídeos[34].
Portanto, comprovamos que o Concílio jamais promoveu ou propôs o versus populum e que a legislação atual permite a celebração versus Deum, conforme parecer apontado por diversos estudiosos, pela resposta da Congregação para o Culto Divino e a Disciplina dos Sacramentos, bem como através da prática litúrgica dos papas.
3.3.   OBJEÇÕES
Nesta seção serão respondidas[35] as principais objeções que comumente são levantadas contra a orientação versus Deum e também aquelas elencadas nos últimos dias diante do pronunciamento do Prefeito da Congregação para o Culto Divino e a Disciplina dos Sacramentos, Cardeal Robert Sarah.

A.    O Cardeal Sarah não tem autoridade para legislar sozinho

Esta objeção se discute assim: Parece que o Cardeal Sarah, sem aprovação papal, não tem autoridade para estabelecer uma norma. Logo, a celebração versus Deum não se sustenta.
Ao que respondemos: É verdade, o Cardeal Sarah, sem aprovação papal, não tem autoridade para estabelecer uma norma. Porém, a conclusão dessa premissa é falsa. Isto porque ela não segue nem da premissa nem da realidade dos fatos. Se é verdade que o Cardeal sozinho não tem tal autoridade, verdade é também que ele não desejou nem estabeleceu nenhuma norma nova. O purpurado não criou norma nenhuma, apenas recordou que a legislação atual, já aprovada, permite tal orientação.
Portanto, a celebração versus Deum se sustenta, mas não pelo pronunciamento do purpurado, mas pelas próprias normas já aprovadas, isto é, vigentes.

B.     O Padre Lombardi: “não haverá nova norma”

Esta objeção se discute assim: O Padre Frederico Lombardi afirmou que não haverá nova norma para o Advento. Logo, desmentiu o Cardeal Sarah e, assim, não é permitida a celebração versus Deum.
Ao que respondemos: Esta objeção é bastante semelhante à anterior, tanto na matéria como nos erros que nela são encontrados. O Cardeal Sarah jamais afirmou que o Advento haveria de ter uma nova norma, apenas aconselho este tempo como o início para o uso da orientação, tendo em vista que é um tempo propício, porque o versus Deum está intimamente ligado à esperança do retorno de Cristo. Portanto, o antigo porta-voz da sala de imprensa não desmentiu nada nem ninguém.
A segunda conclusão do nosso oponente (“não é permitida a celebração versus Deum”) é, mais uma vez, uma falácia, pois não segue da premissa, por isso não convém repetir o que já dissemos no item A.

C.     O Cardeal Sarah não obrigou, mas incentivou

Esta objeção se discute assim: O Cardeal Sarah, em seu discurso, não obrigou a celebração orientada, apenas incentivou. Logo, não devemos celebrar versus Deum.
Ao que respondemos: A premissa está correta, pois o purpurado nem mesmo poderia obrigar, tendo em vista o que já dissemos no item A. Entretanto, mais uma vez, a conclusão não segue da premissa, pelo contrário, ela, a conclusão, é contrária à premissa, pois se o purpurado incentivou, como bem disse nosso oponente, como podemos disso concluir que não devemos celebrar versus Deum?
Portanto, esclarecemos novamente que a legislação permite a celebração orientada e que o cardeal, seguindo a mesma linha dos estudiosos já apresentados, prefere a celebração de frente para Deus àquela de frente para o povo, por inúmeros motivos que não cabem neste trabalho resumido. Em outra oportunidade poderemos destacar as razões, além das que já ficaram implícitas aqui, pelas quais a celebração de frente para Deus é a melhor.

D.    O parágrafo 299 da Instrução Geral proíbe o Versus Deum

Esta objeção se discute assim: Parece que o parágrafo n. 299 obriga que o altar esteja separado da parede e que a celebração seja versus populum. Logo, não é permitido celebrar versus Deum.
Ao que respondemos: Essa objeção levantada está equivocada por sua interpretação do parágrafo citado, pois, conforme veremos, a correta interpreta da Igreja é que tal trecho resulta em uma sugestão apenas.
Assim diz o número 299 da Institutio Generalis: “Altare exstruatur a pariete seiunctum, ut facile circumiri et in eo celebratio versus populum peragi possit, quod expedit ubicumque possibile sit.” (O altar seja construído afastado da parede, para que possa facilmente ser circundado e nele se possa celebrar de frente para o povo, o que convém realizar em todo lugar que for possível).
Uma análise dos termos usados nos conclui que, de fato, trata-se de uma sugestão. Toda a questão gira em torno da última oração que diz «quod expedit ubicumque possibile sit», pois parece ser obrigatório que o altar esteja separado da parede e a celebração seja de frente para o povo. No entanto, Congregação para o Culto Divino e a Disciplina dos Sacramentos, na resposta de 25 de setembro de 2000, que já citamos, explica que o termo «expedit» (convém) expressa uma sugestão, isto é, permanece uma opção, não uma obrigação.
Antes de tudo, deve-se recordar que o termo «expedit» não constitui uma forma obrigatória, mas uma sugestão, que diz respeito tanto à construção do altar a «pariete seiunctum» [separado da parede], quanto à celebração versus populum [de frente para o povo].
(Congregação para o Culto Divino e a Disciplina dos Sacramentos, 25 de setembro de 2000)
Fazendo menção a esta resposta da Congregação para o Culto divino, Ratzinger também explica que a interpretação proibitiva não é a correta.
“Esta interpretação [de que o número 299 proíbe o versus Deum], no entanto, foi rechaçada pela competente Congregação para o Culto Divino, em 25 de setembro de 2000, quando explicou que a palavra “expedit” não expressa uma obrigação, mas um conselho”[36].
Portanto, a interpretação correta nos indica que tanto a posição do altar separado da parede como a celebração de frente para o povo são apenas uma sugestão.
            Além disso, é necessário dizer que o altar separado da parede em nada contraria a celebração versus Deum, ad abside, por que não é a posição do altar em relação ao templo que importa, mas a posição do sacerdote, em conjunto com o povo, em relação ao altar. Em outras palavras, não importa que o altar esteja separado da parede ou não, pois de qualquer modo o sacerdote e o povo podem se colocar diante dele, na mesma direção.
            O Missal da forma extraordinária, tridentino, inclusive regulamenta a forma como deve ser incensado o altar quando ele estiver separado da parede, como diz Gamber:
Que o altar deva estar separado da parede “a fim de ser facilmente circundado” é outra questão. Esta exigência da Congregação dos Ritos está totalmente de acordo com a tradição (o pontifical romano tradicional, no capítulo “Sobre a dedicação das Igrejas”, exige expressamente que o altar não esteja fixo à parede, para que se possa dar a volta por todos os lados a fim de cumprir convenientemente os ritos da consagração. O “Missal de São Pio V” – edição de 1962, por outro lado indica a maneira como a incensação deve ser feita com este tipo de altares. Ao contrário do que se pode normalmente crer, o altar assim disposto está perfeitamente de acordo com a tradição, ainda que a partir da baixa idade média se tenha preferido normalmente fixá-lo à parede). [38]

E.     Deus é espírito, está em todo lugar

Esta objeção se discute assim: Deus é espírito, está em todo lugar, logo não é necessário fixar os olhos no crucifixo para a Ele rezar.
Ao que respondemos: É verdade que Deus é espírito e, por consequência, é onipresente, isto é, está em todo lugar. No entanto, esta doutrina de fé somente existe como consequência do Deus que nos revelou. Se podemos rezar em qualquer lugar, pelo fato de Deus está lá, no ouvindo, também é verdade que este mesmo Deus se encarnou, tomou a matéria, a carne. Deus “tomou um corpo, entrando no espaço e no tempo da terra, assim é apropriado que na oração – pelo menos na liturgia comunitária – nosso falar com Deus seja «encarnado», que seja cristológico, que, através da mediação do Verbo Encarnado, se dirija ao Deus trinitário”[39], assim responde Joseph Ratzinger.
Portanto, o dogma de fé apenas nos possibilita rezar em qualquer lugar, mas devemos viver a fé revelada em sua totalidade, não apenas num único aspecto, e, esta revelação, nos ensina a encarnação que deve transparecer na liturgia. Sendo assim, uma liturgia encarnada, baseada em toda a revelação, pressupõe que todos, sacerdote e fieis, estejam voltados para um símbolo visível, o oriente real ou simbólico.

F.     A Basílica de São Pedro tem altar no centro da Igreja

Esta objeção se discute assim: Parece que nem sempre e em todo lugar foi observada a celebração versus Deum, pois a Basílica de São Pedro possui um altar no centro da nave da Igreja.
Ao que respondemos: O altar foi construído já em tempo tardio, segundo o parecer de Joseph Ratzinger, “provavelmente porque assim ficaria em cima da tumba de São Pedro”[40], fazendo com que o Sacrifício do Senhor expressasse concretamente a comunhão dos santos, conclui o teólogo.
Isso poderia levar alguns a achar que o versus populum era adotado. Entretanto, não é bem assim a realidade dos fatos. A Basílica está “orientada para o ocidente”, por isso o parecer mais provável e seguro é de que o “sacerdote ficava atrás do povo, e, consequentemente, o povo lhe dava as costas”[41], não se tratava de uma celebração cara à cara, mas também orientada, onde todos estavam voltados para a mesma direção, o oriente real (leste).
Acrescenta-se o que diz Fournée sobre este assunto:
[…] em algumas das primeiras basílicas romanas, cuja abside estava para o oeste e a entrada ao leste, e onde, consequentemente, os fiéis olhavam para o ocidente, o sacerdote assim celebrava voltado para o oriente. Tal disposição acarretava forçosamente a Missaversus populum, porém esta não passava de uma consequência e não de uma disposição ritual querida sistematicamente. É, pois, uma afirmação errônea pretender que na Igreja primitiva a Missa se celebrava voltada para o povo. É mais exato dizer que a celebração estava orientada, qualquer que fosse a posição dos fiéis no edifício. Porém quando estes, ao estar situados diante do altar, se encontravam voltados para o oeste, era-lhes prescrito em certos momentos da celebração, especialmente na oratio fidelium, o voltar-se para o leste, e consequentemente, dar as costas ao celebrante e ao altar. Acontecia o mesmo ao convite do Sursum corda. Estas prescrições são anteriores ao primeiro Ordo Romanus, ou seja, pelo fim do séc. VII. O Ordo Romanus I prescreve a orientação durante o Glória, a Coleta e a Oratio fidelium, e reitera a obrigação para o celebrante de estar sempre olhando para o leste durante toda a ação eucarística, desde o prefácio até a doxologia final. [42]
O Pe. Josef Jungmann, um dos mais importantes historiadores do rito romano, diz que “a afirmação, normalmente tão repetida, de que o altar da igreja primitiva supunha sempre que o sacerdote estava voltado para o povo, se comprova que é uma lenda”[43]. Portanto, a objeção não refuta o fato de que, historicamente, jamais a Igreja celebrou missa versus populum, isto é, como sacerdote e fieis olhando-se mutuamente.

G.    A Ceia do Senhor foi celebrada versus populum

Esta objeção se discute assim: Parece que a Ceia do Senhor, nas vésperas de sua Paixão, foi celebrada com os discípulos à sua frente, logo esta é a forma original da Missa.
Ao que respondemos: O argumento é impreciso e carece de fontes históricas. Joseph Ratzinger, para refutar tal objeção, cita[44] Louis Bouyer, eminentíssimo estudioso, que diz que este argumento “se baseia simplesmente em uma concepção equivocada”, pois no início da era cristã “aquele que presidia uma comida jamais sentava na frente dos demais”, “todos estavam sentados, ou encostados, no lado convexo de uma mesa em forma de sigma ou de fechadura”, portanto “todos os participantes se encontravam no mesmo lado da mesa”.
            Acrescenta-se os resultados dos estudos de Gamber e também de Louis Boyer que chegam às mesmas conclusões:
No tempo de Jesus, e em alguns séculos mais tarde, usava-se uma mesa redonda ou uma mesa em forma de sigma (em semicírculo). A parte dianteira ficava livre para permitir servir os diferentes pratos. Os convidados estavam sentados ou deitados por trás da mesa semicircular. Para isso usavam uma espécie de sofá ou um banco, em forma de sigma. [45]
Em todos os banquetes da antiguidade, tanto judeus, como pagãos, nunca se davam a cara… pela simples razão de que todos os participantes estavam situados no lado convexo de uma mesa em forma de sigma, reservando-se o lado côncavo para o vai e vem dos que serviam. De tudo isso resulta que a denominada Missa “de frente para o povo” não é mais que um total contrassenso ou mais ainda uma pura falta de sentido. [46]
            Portanto, é historicamente infundada a objeção levantada.

H.    A Missa é apenas um banquete

Esta objeção se discute assim: Parece que a Missa é apenas um banquete, assim não faz sentido estar olhando para uma direção, menos ainda para a cruz.
Ao que respondemos: Se nosso opositor chegou a tal afirmação, podemos dizer, sem duvidar, que está deixando à largos passos a Fé católica. Joseph Ratzinger diz[47] que neste ponto “os termos comida ou convite não podem descrever adequadamente a Eucaristia” e que, se não há dúvida que nosso Senhor tenha introduzido a ideia do banquete judaico no culto cristão, também não há dúvida que “a Eucaristia remete à cruz”.
A Constituição De Sacra Liturgia, no número 47, explica assim a Missa:
O nosso Salvador, na última Ceia, na noite em que foi traído, instituiu o Sacrifício Eucarístico do seu Corpo e do seu Sangue, para perpetuar o Sacrifício da Cruz pelos séculos afora, até à sua vinda, deixando deste modo à Igreja, sua dileta Esposa, o memorial da sua morte e ressurreição: sacramento de piedade, sinal de unidade, vínculo de caridade, banquete pascal, em que se recebe Cristo, se enche a alma de graça e é dado o penhor da glória futura.
E, fazendo menção a estas palavras, o Papa Paulo VI, na Encíclica Mysterium Fidei, diz que elas “exaltam-se ao mesmo tempo não só o Sacrifício, que pertence à essência da Missa, que todos os dias é celebrada, mas também o sacramento, no qual os fiéis comem, pela sagrada comunhão” (grifo nosso). E o Concílio Vaticano II, na Constituição Sacrosanctum Concilium, recolhe a mesma citação no parágrafo 12. Mas friso o que nos interessa: o aspecto sacrifical faz parte da essência da Missa.
Portanto, podemos afirmar que a objeção é, igualmente, falsa e herética.

I.       Jesus está nas pessoas

Esta objeção se discute assim: Parece o homem 1) é imagem e semelhança de Deus, que Jesus 2) está presente em todas as pessoas e que está presente de 3) forma especial no sacerdote. Logo não há necessidade de estarem voltados para o oriente e, mais, seria até mesmo conveniente o olhar mútuo.
Ao que respondemos: Podemos dizer que o ser humano, enquanto criatura especial, 1) é imagem e semelhança de Deus, mas que nem sempre 2) tem Deus no seu coração e que a 3) presença de Cristo no sacerdote é singular. No entanto, estas presenças são diversas, com graus diferentes, e não podem ser usadas como fundamento para uma orientação cara a cara, principalmente pelo fato de serem, sobretudo e ao fim, invisíveis, isto é, não podem ser vistas senão aos olhos da fé.
RESPOSTA À PRIMEIRA OBJEÇÃO. O ser humano é imagem e semelhança de Deus, conforme professa a doutrina católica, no entanto essa imagem e semelhança não é física, nem visível corporalmente. Joseph Ratzinger desacreditou[48] que este argumento pudesse ser levantado com seriedade, “já que não é tão fácil ver a imagem de Deus no homem”, pois a imagem de Deus não é visível aos olhos, mas “somente com a nova visão da fé”.
Esta imagem e semelhança diz respeito ao fato de Deus ter imprimido, juntamente com o sopro da vida, a razão. É a razão que nos faz semelhantes à Deus, e, por isso, diz Santo Agostinho que “o que faz a excelência do homem é que Deus o fez à sua imagem, pelo fato de lhe ter dado um espírito inteligente que o torna superior aos animais.”
Esta imagem e semelhança não é perfeita, mas imperfeita, sendo usada como advérbio de modo, conforme verifica-se através da preposição “a” da frase, exprimida pela contração com o artigo “a”, resultando em crase. Por dizer que o homem é imagem, ele é semelhança, enquanto que à imagem, demonstra a imperfeição da semelhança, pois a semelhança perfeita somente pode ser encontrada em Jesus, por possuir identidade de natureza com o Pai e o Espírito Santo, conforme o parecer de Santo Tomás.
RESPOSTA À SEGUNDA OBJEÇÃO. Devemos dizer que Deus está no coração não do homem, mas do justo, e que esta presença especial não altera sua natureza, apenas a eleva. Santo Tomás diz assim: “Assim, pois, a não ser a graça santificante, nenhum outro efeito pode ser a razão de um novo modo de presença da Pessoa divina na criatura racional.” (Suma, I, q.43, a.3). Portanto, é falso afirmar que esta presença é encontrada em toda pessoa; verdadeiro é, porém, dizer que toda pessoa é capaz de possuir esta presença, de forma gratuita.
A graça santificante do Espírito é o Amor, que eleva a natureza humana a um nível mais sublime, mas como a graça não destrói a natureza, segundo o Doutor Angélico, e, por isso, segue-se que a natureza humana permanece a mesma, substancialmente humana. De tal forma, igualmente falso é afirmar que podemos, através dos sentidos externos, ver Deus no homem, ainda que supondo a existência da graça.
RESPOSTA À TERCEIRA OBJEÇÃO. É necessário dizer, para ser mais preciso, não que Cristo “está” no sacerdote, mas, ao contrário, que o sacerdote age na pessoa de Cristo. Atuar na pessoa de Cristo não é, em sentido estrito, ser Cristo (embora haja um sentido verdadeiro para tal) substancialmente, uma vez que Pessoa não se multiplica por ser indivisível.
  1. a) Este modo de atuar, in persona Christi, é sacramental, não alterando em nada a natureza do homem ordenado. Por isso, embora o sacerdote aja sacramentalmente na pessoa de Cristo, não pode ser adorado, mesmo celebrando a Missa.
  2. b) Quando o sacerdote, através do caráter a ele conferido pelo sacramento da ordem, atua in persona Christi o faz por um poder a ele concedido. Este poder, ordem, é estrito, no sentido que não se estende para além do conferido, que é a realização do sacramento. Por essa razão, mesmo celebrando uma Missa (agindo in persona Christi) o sacerdote não poderia, por exemplo, ressuscitar um morto através deste caráter sacramental. Se o pode fazer provém, porém, de uma graça distinta, pois pela Ordem é conferido o poder apenas de realizar o sacramento, segundo parecer de Santo Tomás (Suma, III, q.82, a.1).
Conclui-se, portanto, que é de todo falso alegar que o ministro do sacramento da Eucaristia possa ser o centro das atenções, por agir na pessoa de Cristo.

J.      «Não é conveniente rezar voltado para a parede » ou «7 razões para celebrar versus Deum»

Esta objeção se discute assim: A orientação versus abside não traz nenhum benefício à qualidade da celebração. Logo, ou as duas direções, versus populum e versus abside, tem o mesmo peso ou ainda a primeira é superior à segunda.
Ao que respondemos: Nosso adversário em sua apologia à Missa “ao revés”, por fim, esquecendo tudo o que já foi dito afirma, sem fundamentação alguma, que a direção versus populum ou é igual à orientação versus abside ou é melhor. Para refutar, mais uma vez, essa mirabolante direção seria interessante expor todos os bons motivos pelos quais a orientação versus abside é melhor. Porém, como nosso espaço é curto, apenas citaremos algumas, dentre muitas outras, restringindo-nos a dizer alguma palavra somente nos itens que ainda não havíamos citado.
Enumeramos sete razões para o uso da forma «versus abside», «versus Deum» ou «Ad orientem», como queiram nomear, de acordo com as particularidades de cada termo.
  1. Está em total continuidade e harmonia com a tradição católica
Já provamos exaustivamente que a orientação Versus Deum remonta às origens do cristianismo, conforme demonstrado pelos escritos dos primeiros cristãos. Nenhuma palavra a mais é necessária!
  1. Não provém do protestantismo, como é o versus populum
A orientação Versus Deum provém de tradição legitimamente católica, enquanto que o Versus populum remonta às reformas protestantes, conforme já ficou provado. Ninguém pode tirar o puro do impuro (Jó 14, 4)!
  1. Transparece melhor o caráter sacrifical da Missa e não apenas a ideia de banquete
Por que os protestantes rechaçam a ideia de uma celebração orientada? Por causa da doutrina que eles negam: o caráter sacrifical do sacramento. Não é necessário é expor novamente que a Fé católica ensina que o caráter sacrifical faz parte da essência da Missa, o Sacrifício da nova e eterna Aliança, conforme vimos no item H. Convém apenas destacar que a orientação versus populum inverte a Missa, fazendo com que a ideia secundária, isto é, a ideia de banquete, passe a ser a principal.
O grande promotor do movimento litúrgico, Dom Prósper Guéranger, O.S.B., abade de Solesmes, alertou em seu famoso livro Institutions Liturgiques[49], de 1840, que uma das heresias anti-litúrgicas dos sectários era o de substituir o sacrifício pelo banquete: “Nada também de altar, mas simplesmente uma mesa; nada de sacrifício, como em toda religião, mas simplesmente uma ceia.”
A utilização do altar sempre fez referência à sacrifícios, desde das religiões pagãs, passando pelo judaísmo, e chegando no cristianismo como o Sacrifício da Nova Aliança. E Gamber explica que a posição do sacerdote nesses sacrifícios também tem sua correlação.
O sacerdote se coloca diante do altar do sacrifício, não atrás. O mesmo fazia o sacerdote entre os pagãos. No santuário, seu olhar se dirigia para a representação da divindade a quem se oferecia o sacrifício. O mesmo se fazia no Templo de Jerusalém, onde o sacerdote encarregado de oferecer a vítima se colocava diante da “mesa do Senhor” (cf. Ml 1,12), como se chamava o grande altar dos holocaustos situado no centro do Templo, de frente para o templo interior, que guardava a arca da aliança no Santos dos Santos, lugar onde habita o Altíssimo (cf. Sl 16,15). O oficiante está separado da multidão e se põe diante desta, diante do altar e voltado para a divindade. Sempre as pessoas que oferecem um sacrifício estão voltadas para aquele a quem se destina o sacrifício e, nunca, para os que participam na cerimônia. [50]
E essa busca por transformar a celebração da Missa em simples banquete é demonstrado também pelo arranjo do próprio altar, que em muitos lugares nem mais se colocam castiçais e o crucifixo, apenas flores; “deseja-se apenas uma mesa para a comida e não um altar”[51], completa Gamber. A esta ideia também ajunta o Padre Manfred Hauke, no Congresso sobre o Motu Proprio Summorum Pontificum, acontecido em Roma no ano de 2015, que constatou que a orientação favorece enormemente o caráter sacrifical da Missa.
A preeminência do sacrifício pela descrição da Santa Missa tem também suas consequências para a orientação da oração. Ao sacrifício corresponde o voltar-se para Deus por parte do celebrante e de toda a assembleia litúrgica. Quando o sacerdote fala com Deus, não faz sentido pedir que ele se volte em direção à assembleia. É melhor, se o celebrante se volta junto com toda a assembleia para a cruz e para o altar, possivelmente na direção do oriente. O oriente, o sol nascente, está no lugar de Cristo ressuscitado cujo retorno esperamos no fim dos tempos. Um voltar-se ao povo, pelo contrário, é conveniente para a proclamação da Palavra de Deus e pela comunicação da graça nas saudações, na bênção e na distribuição da Comunhão. Esta orientação é possível também no rito de Paulo VI, mas as disposições do rito antigo parecem mais propícias a este fim, colocando no centro a cruz, o altar e o próprio Senhor no Tabernáculo. [52]
  1. A posição física está de acordo com a disposição espiritual e interior
A Congregação para o Culto Divino esclareceu, na resposta já mencionada do ano 2000, que na celebração da Missa devemos distinguir duas orientações: a física e a espiritual. A orientação física, ou topográfica, é a posição do sacerdote em relação ao altar e à assembleia, havendo duas espécies: ad abside e versus populum, enquanto que a orientação espiritual (interior), encontrada em uma única espécie, diz respeito à orientação em relação à Deus.
Textualmente, a Congregação diz assim:
No entanto, qualquer que seja a posição do sacerdote celebrante, é claro que o Sacrifício Eucarístico é oferecido a Deus Uno e Trino, e que o sacerdote principal, Sumo e eterno, é Jesus Cristo, que atua através do ministério do sacerdote que preside visivelmente como Seu instrumento. A assembleia litúrgica participa na celebração em virtude do sacerdócio comum dos fiéis, o qual tem necessidade do sacerdote ordenado para ser exercido na Sinaxis Eucarística. Deve-se distinguir a posição física, relacionada especialmente com a comunicação entre os diversos membros da assembleia, e a orientação espiritual e interior de todos. Seria um grave erro imaginar que a orientação principal do ato sacrificial seja para a comunidade. Se o sacerdote celebra versus populum, o que é legítimo e muitas vezes aconselhável, a sua atitude espiritual deve ser sempre versus Deum per Iesum Christum, como representante de toda a Igreja. Também a Igreja, que assume forma concreta na assembleia que participa, está toda voltada versus Deum como primeiro movimento espiritual. (grifo nosso)[53]
A mesma Congregação já havia explicado esta distinção em uma outra oportunidade, nestas palavras:
Convém explicar claramente que a expressão «celebrar voltados para o povo» não tem um sentido teológico, mas somente topográfico-posicional. Toda celebração da Eucaristia é «ad laudem et gloriam nominis Dei, ad utilitatem quoque nostram, totiusque Ecclesiae sua sanctae». Teologicamente, portanto,a Missa é sempre dirigida a Deus, em favor do povo[54]. Na forma de celebração é preciso estar atento a não confundir teologia e topografia, sobretudo quando o sacerdote está no altar. Somente nos diálogos a partir do altar o sacerdote fala ao povo. Todo o resto é oração ao Pai por meio de Cristo, no Espírito Santo. Esta teologia deve poder ser visível. (grifo nosso)[55]
Desses dois textos da Congregação para o Culto Divino extraímos quatro importantes ensinamentos, enumerados abaixo:
(I)               É necessário distinguir o aspecto externo (físico-topográfico) e o interno (espiritual-teológico);
(II)               O aspecto interno é sempre dirigido ad Deum;
(III)            O aspecto interno deve poder ser visível;
(IV)            É um grave erro imaginar que a Missa é dirigida ao povo.
Assim, portanto, na celebração «ad abside» os dois aspectos (internos e externos) coincidem, garantindo que o item (III) seja observado, isto é, a teologia (culto oferecido à Deus) é expressa no exterior, no visível. Enquanto que na celebração em sentido contrário o culto que é oferecido à Deus não é expresso no exterior, nem sempre cumprindo o item (III).
  1. Demonstra melhor que a Missa é celebrada para Deus
Esta afirmação se deduz da anterior, uma vez que quando o interior coincide com o exterior, coincide, obviamente, que o culto oferecido à Deus é manifestado com maior força nas ações. Isto não somente oferece uma nobre catequese aos fiéis, como também os ajudam a viver a Ação litúrgica, tal qual sua natureza. E como se isto já não fosse suficiente, notamos ainda que somente a celebração da Missa «versus populum» está sujeita ao «grave erro» mencionado no item (IV) da afirmação anterior.
  1. O Versus Deum também não prejudica a audibilidade
Apenas um único argumento plausível é levantado a favor do versus populum, o da melhor audibilidade, isto é, as palavras são melhor entendidas pela assembleia de fiéis. É exatamente esse o fundamento que é citado pela Congregação para o Culto Divino quando na resposta do ano 2000 diz que “a posição versus populum parece ser a mais conveniente visto que torna a comunicação mais fácil”, remetendo-se ao texto de 1993, onde se lê o mesmo.
Não discordamos que quando o sacerdote fala ad abside a onda sonora não se propaga a longas distâncias, pois parte da onda é absorvida e parte transmitida, enquanto que somente a parcela refletida chegará aos fiéis. Mas devemos dizer três coisas a este respeito:
(I)            A audibilidade é algo muito louvável e desejável, sem dúvida alguma. Mas será que vale a pena ganhar audibilidade às custas de uma orientação que traz consigo benefícios doutrinais e pastorais, como já apresentamos?
(II)          Os momentos em que o sacerdote fala à assembleia de fiéis são poucos, se comparados com aqueles em que ele se dirige à Deus. E é, por isso, que o Missal, tanto o da forma extraordinária (João XXIII) como o da ordinária (Paulo VI), regulamentam os momentos em que o sacerdote deve voltar-se para o povo. A audibilidade era difícil justamente durante as leituras, feitas até então do altar, e foi exatamente por isso que o Papa Pio XII restaurou o uso do ambão, permitindo que as leituras fossem feitas em vernáculo e de frente para o povo, e desde então a liturgia da palavra é feita dessa forma. Assim, não há impedimento para que os fiéis possam ouvir.
(III)        Some-se tudo isto ao seguinte fato: não estamos mais no início do século XX. Os aparelhos sonoros (microfone, caixas de som, etc.) vieram para acabar de vez com esses problemas. Era justo que naquela época se falasse em dificuldade, mas hoje isso já não é mais válido, portanto, a essa objeção de audibilidade tem seu prazo de validade já vencido.
Ainda poderiam objetar que o versus populum confere maior visibilidade, mas observemos que este argumento não é levantado pela Congregação para o Culto Divino, isto porque é falso. Ele acentua exageradamente a necessidade de os fiéis verem o altar e os gestos do sacerdote, sendo usado inclusive por aqueles que se opõem à colocação do Crucifixo no centro do altar. Portanto, limitamo-nos a citar o que diz Fournée e Ratzinger, respectivamente, sobre a celebração versus populum e a cruz sobre o altar nesse tipo de celebração.
A Missa por acaso é um espetáculo? E o que se quer mostrar aos espectadores: como se opera a transubstanciação??? Como se faz a fração da hóstia? Como procede o sacerdote para comungar sob as duas espécies? Acaso o povo tem necessidade de ver isso para crer? Deve-se pensar que antigamente estávamos muito mal informados dos ritos sacramentais e que os fiéis agora têm muita sorte? Vamos então! O único olhar capaz de contemplar o mistério é o olhar interior da fé, e se necessita de referências visíveis e audíveis, que eu saiba não lhe faltava até há pouco quando a Missa estava no bom sentido. Não, verdadeiramente não vejo como virar o altar facilita o acesso ao mysterium fidei. Pelo contrário, penso que, nesta Missa onde se vê tudo, há um perigo de considerar os gestos do celebrante por si mesmos, de se ver tentado a humanizá-los, de deter-se em sua expressão formal, de considerar a quem os realiza em função não de sua missão sagrada, mas da maneira como os leva a cabo. [56]
Um dos fenômenos verdadeiramente absurdos das últimas décadas está, ao meu modo de ver, no fato de se colocar a cruz de lado para ver o sacerdote. A cruz é obstrutiva durante a Missa? Acaso o sacerdote é mais importante que o Senhor? Este erro deve ser corrigido o mais rápido possível; e é possível sem novas reformas. [57]
  1. Evita que o padre se torne o centro das atenções, o showman
Geralmente os apologistas que criticam a Missa em sua forma extraordinária (tridentina), dizendo que os fiéis nada fazem, sendo tudo é realizado pelo sacerdote, são os mesmos apologistas da celebração versus populum. Contradição? Sim, porque na imensa maioria das missas versus populum o sacerdote transforma-se no showman, aquele que tudo faz e que é o centro das atenções, nas palavras de Boyer “o sacerdote-ator, que pretende atrair toda a atenção sobre si e que discursa como um vendedor atrás de seu balcão”[58].
Devemos constatar, para não fazer injustiça, que, é verdade, há sacerdotes que não se colocam como centro das atenções, mas estes são poucos, muito poucos. Na celebração versus populum até o altar, que deveria ser aquilo que une, separa o sacerdote dos fiéis, virou uma barreira, distanciando o povo do sacerdote, criando uma clericalização exagerada a tal ponto que Fournée se pergunta se acaso não dever-se-ia substituir o “Ite Missa est” por um feedback.
Cito, para finalizar, o que de Ratzinger e Fournée, respectivamente, dizem a este respeito.
A verdade é que com isso [versus populum] se introduz uma clericalização como nunca antes existiu. De fato, o sacerdote – o presidente, como agora preferem chamar – se transforma no ponto de referência de toda a celebração. Tudo depende dele. É a ele que devemos olhar, participamos em sua ação, a ele respondemos. Sua criatividade é o que sustenta o conjunto da celebração. Por isso é compreensível que agora se tente diminuir o papel a ele atribuído, distribuindo diversas atividades aos outros e confiando a preparação da liturgia à “criatividade” de uns grupos que, antes de tudo, querem e devem “tomar parte ativamente”. Cada vez se dá menos atenção à Deus e mais importância ao que fazem as pessoas que ali se reúnem e que, de forma alguma, querem se submeter a um “esquema pré-determinado”. O sacerdote de frente para o povo transmite à comunidade o aspecto de um círculo fechado em si mesmo. Já não é – por sua própria disposição – uma comunidade aberta para frente e para cima, mas fechada em si mesma. [59]
Para o sacerdote, porém, que celebra de frente para o povo e que se vê como objeto dos olhares, existe o risco de “fazê-lo com pose”. Este risco é máximo nas Missas transmitidas pela TV. Como poderia ser de outra maneira quando no lugar de seu grupo habitual de fiéis, o celebrante sabe que é o alvo de milhares de rostos, estando as câmeras a fazer dele um ator, um protagonista? Este é um caso extremo, sem dúvida. Porém põe em relevo o aspecto de espetáculo da Missa de frente para o povo, na qual, com demasiada frequência, mesmo diante de uma reduzida assistência, as entoações e os gestos do celebrante parecem estudados como os de um ator, com uma busca pela forma que vai além da simples preocupação pela dignidade. Isto é às vezes tão sensível que alguém pode perguntar se tal Missa deveria concluir não com “Ide em paz e o Senhor vos acompanhe”, mas com “Me vistes? ”[60]
  1. CONCLUSÃO
Os mais eminentes estudiosos da história e teologia litúrgica há bastante tempo provaram o qual infundado é a celebração versus populum, isto é, (des)orientada para o povo e não para o oriente, seja o real (leste) ou o simbólico (crucifixo). Esta disposição não tem respaldo nem na história, seja do ocidente ou do oriente, nem na teologia e nem mesmo na pastoral, enquanto que a correta e perfeita orientação versus Deum está concorde com a tradição católica, tanto ocidental como oriental, com sua doutrina e tem uma pastoral provada pela experiência de dois milênios.
Portanto, através deste trabalho pudemos provar que a orientação versus Deum pode ser perfeitamente ser usada na celebração da Missa, segundo o missal do Papa Paulo VI, e, o leitor há que concordar conosco, que esta disposição é a melhor sob diversos aspectos. Não resta dúvida que o Cardeal Robert Sarah, Prefeito da Congregação para o Culto Divino, estava certo ao afirmar que é “muito importante que retornemos o quanto antes possível para uma comum orientação, dos sacerdotes e fiéis, voltados na mesma direção – para o oriente ou pelo menos para a abside”[61].
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ÍNDICE
  1. APRESENTAÇÃO
  2. INTRODUÇÃO
  3. A ORIENTAÇÃO LITÚRGICA: DEUS OU POVO?
3.1.      HISTÓRIA
3.2.      LEGISLAÇÃO
3.3.      OBJEÇÕES
  1. O Cardeal Sarah não tem autoridade para legislar sozinho
  2.      O Padre Lombardi: “não haverá nova norma”
  3.      O Cardeal Sarah não obrigou, mas incentivou
  4.     O parágrafo 299 da Instrução Geral proíbe o Versus Deum
  5.      Deus é espírito, está em todo lugar
  6.      A Basílica de São Pedro tem altar no centro da Igreja.
  7.     A Ceia do Senhor foi celebrada versus populum
  8.     A Missa é apenas um banquete
  9.       Jesus está nas pessoas
  10. «Não é conveniente rezar voltado para a parede » ou «7 razões para celebrar versus Deum»
  11. CONCLUSÃO
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NOTAS
[1] – Esse artigo foi escrito com zelo, mas ainda não foi revisado. Assim, qualquer contribuição será bem recebida.
[2] – SARAH, Cardeal Robert. Discurso na Conferência Sacra Liturgia UK 2016. A tradução está disponível no site da Associação Redemptionis Sacramentum – ARS.
[3] – Ibidem.
[4] – Ibidem.
[5] – RATZINGER, Joseph. El Espírito de la Liturgia: Una introducción. Ediciones Cristandad: Madri, 2001. Pag. 97. Tradução nossa.
[6] – RATZINGER, Joseph. Prefácio à edição francesa do livro “Voltados para o Senhor”, de Klaus Gamber. Tradução de Luís A. R. Domingues, ARS.
[7] – GAMBER, Klaus. Voltados para o Senhor. Pag. 13. Tradução de Luís A. R. Domingues, ARS.
[8] – Nourry, Dom N. Le. Citado por Jean Fournée em “A Missa de frente para Deus” (1976), Pag. 12, Nota de rodapé n. 42. Tradução de Luís A. R. Domingues, ARS.
[9] – Clemente de Alexandria, Stromatum., livro VII, cap. 7. P.G. IX, 482-483. Citado por Jean Fournée em “A Missa de frente para Deus” (1976), p. 13. Tradução de Luís A. R. Domingues, ARS.
[10] – Orígenes, P.G. XI, 555. Citado por Jean Fournée em “A Missa de frente para Deus” (1976), p. 13. Tradução de Luís A. R. Domingues, ARS.
[11] – FOURNÉE, Jean. A Missa de frente para Deus. Colección Una Voce: Paris, 1976. Pag. 6. Tradução de Luís A. R. Domingues, ARS.
[12] – Ibidem.
[13] – Ibidem.
[14] – Ibidem.
[15] – RATZINGER, Joseph. El Espírito de la Liturgia: Una introducción. Ediciones Cristandad: Madri, 2001. Pag. 105. (Tradução nossa)
[16] – FOURNÉE, Jean. A Missa de frente para Deus. Colección Una Voce: Paris, 1976. Pag. 6. Tradução de Luís A. R. Domingues, ARS.
[17] – RATZINGER, Joseph. El Espírito de la Liturgia: Una introducción. Ediciones Cristandad: Madri, 2001. Pag. 105. (Tradução nossa)
[18] – Assim diz Fournée em seu livro “A Missa de frente para Deus” (1976): “Onde colocá-lo e em que sentido? (…) Porém, que a Cruz esteja ou não no altar, para onde deve olhar? Se é para o povo, Cristo dá as costas ao ministro do altar, e é mal-educado. Se é para o celebrante, é mal-educado para com os fiéis. (…) Não se poderia imaginar uma pirueta mais desenvolvida para descartar a única solução lógica, que seria voltar a colocar o altar no bom sentido… Em suma, se está em plena contradição, e em plena descortesia: o celebrante está de frente para o povo, mas o divino Crucificado lhe dá as costas! A liturgia se volta a fechar numa relação Cristo-altar-ministro, o que está em flagrante desacordo com todas as boas razões de abertura ao povo que os ardentes defensores da celebração versus populum invocam. E assim se está em ruptura com o simbolismo que, desde o começo do cristianismo, estava unido à cruz do Gólgota, olhando para o oeste, isto é, para o mundo dos redimidos, a que seus braços atraem e reúnem em um mesmo povo.” Assim, ao final, a orientação comum não é seguida por todos, apenas por um, ou o sacerdote ou o povo olham para o crucificado.
[19] – GAMBER, Klaus. Voltados para o Senhor. Pag. 13. Tradução de Luís A. R. Domingues, ARS.
[20] – SILVA, J. Ariovaldo. Citado por Rodrigo Carvalho em “O espírito da Liturgia: De Vagaggini ao Concílio Vaticano II, 2014, p. 28, nota de rodapé n. 72.
[21] – FOURNÉE, Jean. A Missa de frente para Deus. Colección Una Voce: Paris, 1976. Pag. 8. Tradução de Luís A. R. Domingues, ARS.
[22] – GAMBER, Klaus. Voltados para o Senhor. Pag. 15. Tradução de Luís A. R. Domingues, ARS.
[23] – EDER, George, entrevista ao jornal Kleine Zeitung, em 13 de janeiro de 1989. Citado por Gamber em seu livro Voltados para o Senhor. Tradução de Luís A. R. Domingues, ARS.
[24] – SCHMITZ, R. Michael. O Portão para a eternidade: o Rito romano clássico e seu significado para a Igreja. Tradução de Luís A. R. Domingues, ARS
[25] – RATZINGER, Joseph. Prólogo ao livro do Padre Uwe Michael Lang, “Voltados para o Senhor: a orientação da oração litúrgica”. Tradução nossa.
[26] – DAVIES, Michael. La nueva Misa del Papa Pablo: la revolución litúrgica. Volume 3. Pag. 423. Tradução nossa.
[27] – SCHMITZ, R. Michael. O Portão para a eternidade: o Rito romano clássico e seu significado para a Igreja. Tradução de Luís A. R. Domingues, ARS
[28] – Ibidem.
[29] – DAVIES, Michael. La nueva Misa del Papa Pablo: la revolución litúrgica. Volume 3. Pag. 423-424. Tradução nossa.
[30] – Ressalvando o que se diz quanto à orientação topográfica do edifício. Cf. a objeção F.
[31] – Congregação para o Culto Divino e a Disciplina dos Sacramentos, Resposta em 25 de setembro de 2000, Notitiae, prot. Nº. 2036/00/L. Tradução nossa.
[32] – Há dois vídeos disponíveis no youtube, um de 2014 em <youtube.com/watch?v=DHzunCPE98M> e outro de 2015 em <youtube.com/watch?v=7vlj6SqFV8s>
[33] – Imagens do Papa Bento XVI podem ser encontradas facilmente através do google imagens, tal como essa <liturgiacatolicaoficial.blogspot.com.br/2014/08/missa-em-rito-bizantino-versus-deum.html>. Mas basta fazer uma busca na internet que será possível verificar algumas outras.
[34] – Há um vídeo de 2008 em <youtube.com/watch?v=Q0aPU57zx6Q> onde vemos o Cânon sendo rezado pelo Papa Bento XVI e vemos nesse outro endereço <youtube.com/watch?v=6oeUmtzfGs8> uma pequena matéria sobre as missas diárias do Papa em sua capela particular.
[35] – Não descartamos a possibilidade de respostas ainda melhores serem apresentadas.
[36] – RATZINGER, Joseph. Prólogo ao livro do Padre Uwe Michael Lang, “Voltados para o Senhor: a orientação da oração litúrgica”. Tradução nossa.
[37] – DAVIES, Michael. La nueva Misa del Papa Pablo: la revolución litúrgica. Volume 3. Pag. 423-424. Tradução nossa.
[38] – GAMBER, Klaus. Voltados para o Senhor. Pag. 15. Tradução de Luís A. R. Domingues, ARS.
[39] – RATZINGER, Joseph. El Espírito de la Liturgia: Una introducción. Ediciones Cristandad: Madri, 2001. Pag. 97-98. Tradução nossa.
[40] – Ibidem, pag. 98.
[41] – Ibidem, pag. 99.
[42] – FOURNÉE, Jean. A Missa de frente para Deus. Colección Una Voce: Paris, 1976. Pag. 7. Tradução de Luís A. R. Domingues, ARS.
[43] – JUNGMANN, Josef A. Missarum Sollemnia. Citado por Klaus Gamber em “Voltados para o Senhor” ,Pag. 18Tradução de Luís A. R. Domingues, ARS.
[44] – RATZINGER, Joseph. El Espírito de la Liturgia: Una introducción. Ediciones Cristandad: Madri, 2001. Pag. 100. Tradução nossa.
[45] – GAMBER, Klaus. Voltados para o Senhor. Pag. 13-14. Tradução de Luís A. R. Domingues, ARS.
[46] – BOYER, Louis. Epílogo ao livro “Voltados para o Senhor”, do Mons. Klaus Gamber. Tradução de Luís A. R. Domingues, ARS.
[47] – RATZINGER, Joseph. El Espírito de la Liturgia: Una introducción. Ediciones Cristandad: Madri, 2001. Pag. 100. Tradução nossa.
[48] – Ibidem, Pag. 105.
[49] – GUÉRANGER, Prosper. Institutions Liturgiques. Paris, 1840. Capítulo XIV. Tradução de Luís A. R. Domingues, ARS.
[50] – GAMBER, Klaus. Voltados para o Senhor. Pag. 27. Tradução de Luís A. R. Domingues, ARS.
[51] – Ibidem.
[52] – HAUKE, Manfred. Conferência. Congresso sobre o Motu Proprio Summorum Pontificum, Roma, 2015.
[53] – Congregação para o Culto Divino e a Disciplina dos Sacramentos, Resposta em 25 de setembro de 2000, Notitiae, prot. Nº. 2036/00/L. Tradução nossa.
[54] – A tradução fornecida por THANNER diz «e dirigida ao povo», mas preferi substitui-la já que o texto latino citado diz «ad utilitatem» («para a utilidade»), resultando, consequêntemente, em um texto mais fiel ao que diz a doutrina católica.
[55] – Editoriale Pregare “ad orientem versus”, em Notitiae 29 (1993), 245-249. Citado por THANNER (2005) em “O Dinamismo intrínseco da Celebração eucarística e sua expressão externa”.
[56] – FOURNÉE, Jean. A Missa de frente para Deus. Colección Una Voce: Paris, 1976. Pag. 28. Tradução de Luís A. R. Domingues, ARS.
[57] – RATZINGER, Joseph. El Espírito de la Liturgia: Una introducción. Ediciones Cristandad: Madri, 2001. Pag. 106. Tradução nossa.
[58] – BOYER, Louis. Epílogo ao livro “Voltados para o Senhor”, do Mons. Klaus Gamber. Tradução de Luís A. R. Domingues, ARS.
[59] – RATZINGER, Joseph. El Espírito de la Liturgia: Una introducción. Ediciones Cristandad: Madri, 2001. Pag. 101-102. Tradução nossa.
[60] – FOURNÉE, Jean. A Missa de frente para Deus. Colección Una Voce: Paris, 1976. Pag. 29. Tradução de Luís A. R. Domingues, ARS.
[61] – SARAH, Cardeal Robert. Discurso na Conferência Sacra Liturgia UK 2016. A tradução está disponível no site da Associação Redemptionis Sacramentum – ARS
Fonte: http://contemplacoescatolicas.blogspot.com.br/2016/07/suma-contra-o-versus-populum_15.html?m=1